Ariel Bension (1880-1932), doctor en filosofía e historiador de
ascendencia sefardita, considerado el último de
los grandes sufíes judíos, escribió en El
Zohar en la España musulmana y cristiana (1931), explicando cierto pasaje
de este libro esencial de la corriente cabalística, que:
"La vida humana –dice el Zohar en alguna parte- se amplía por medio de la vida universal. El objeto del Universo se teje a través de la vida del ser humano. Por consiguiente, el hombre es prevenido de vivir de tal manera que a la puesta de sol sienta en sí que su día no ha sido malgastado sin acción. Pues el hombre, malgastando su propio día, ha malgastado también el día del Universo entero”.
El hecho que se
esconde tras esta afirmación -a saber: que todo cuanto existe, en el mundo
físico y en cualquiera de los otros mundos que escapan a nuestros sentidos,
está unido; que Todo es Uno- arroja sobre nuestros pobres hombros la
responsabilidad de tener que ser permanentemente acción, entendiendo por tal aquélla
que es útil, que es provechosa, y no ya cada día, como señala Bension, sino en
la suma completa de nuestros días, pues si malgastando uno solo de ellos
malgastamos el día del Universo, malgastando nuestra vida entera estaremos, de
algún modo que escapa a nuestra conciencia, malgastando también la vida de todo
el Universo.
Según relata Plinio
el Viejo, los tracios echaban en una urna una piedra blanca o una negra al
finalizar el día, según si éste había sido favorable o infausto, y bastaba con que
al morir se contaran unas y otras para saber si habían sido felices o no
durante sus vidas. Cuánto bien nos haríamos a nosotros mismos –y al Universo,
incluso al Multiverso que propone la teoría de cuerdas- si actuáramos como si
realmente pudiéramos intervenir de forma positiva en cada una de nuestras
acciones, sin permitir que las cosas ocurran sin más, fatídicamente, como
dejándose arrastrar hacia la piedrita blanca o la negra por sí solas.
NASA; ESA; G. Illingworth, D. Magee, and P. Oesch, University of
California,
Santa Cruz; R. Bouwens, Leiden University; and the HUDF09
Team
6 comentarios:
Esta mañana le he dicho a mi peque que no esté de mal humor, porque el 22 de octubre de 2016 no se volverá a repetir. Hay que aprovechar, amigo Juan, que no haya en nuestra urna más piedras negras de las precisas. Un abrazo fuerte
Habría que pensar en una especie de Carpe Diem universal, querido JOSÉ LUIS: aprovechar el momento no solo para beneficio de uno mismo, sino para ayudar a un equilibrio en positivo del todo. Ganarse de verdad la piedra blanca. Abrazos
Querido Juan, a medida que pasan las cosas y la vida, soy más consciente de ese Carpe Diem. Las tristezas llegan solas; no claudiquemos en intentar regalarnos algunos presentes memorables.
Un gran abrazo.
DIANA H.: Carpe Diem porque tempus fugit: ya lo sabían los antiguos y lo podemos certificar cada uno de nosotros llegado cierto punto de nuestras vidas. Las tristezas se chocan con nosotros, para los momentos memorables hay que estar atento o muy bien pudiera ser que se deslizaran discretamente a nuestro lado sin ser notados. Un abrazo
Vivir el momento, amar lo que hacemos y a la gente que nos rodea. Vivir como si fuera el último.
¡Qué gusto leerte y compartir verdades como ésta que nos propones!
Un beso, aquí y ahora, amigo Juan.
Amiga ABRIL: esa expresión de vivir cada día como si fuera el último ha pasado en el lenguaje moderno a vivir "como si no hubiera un mañana", pero en el sentido de quemar todos los cartuchos, desatadamente, y no es eso, ¿verdad? Es un vivir para gozar, que decía aquella peli de Cary Grant y Kate Hepburn, vivir apurando deliciosamente el regalo de cada instante. Yo por ahora estoy asimilando la teoría, no creas. Gracias, ABRIL. Un beso.
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