Me gustaría poder decir que soy el joven que toca el
saxofón en la fotografía que acompaña a estas palabras. En realidad, no paso de
ser el joven que finge tocar el saxofón. Quienes bailan son Antonia y Mario,
moviéndose quizás al compás de una música que ellos mismos tarareaban o solo
mecidos por esa felicidad que nos envolvía a todos aquella tarde de mediados de
los noventa. No recuerdo exactamente el año, ni tampoco cuántos miembros de la
Tertulia de la Calle Suipacha nos juntamos en la casa con jardín de Ana (o sí,
más o menos). Sé que fue una gran jornada, distinta a la de otras tertulias,
con un travieso aire festivo, como de celebración de la amistad más que de la
pasión común por la literatura.
Antonia es Antonia Moreno Cañete, una excelente escritora
que en condiciones normales debiera ser a estas alturas ampliamente conocida y
leída en nuestro país. Sin embargo, una parte importante de su obra permanece
inédita. Por razones profesionales, ella y Mario han vivido un tiempo en
Nicaragua, y ha tenido que ser allí donde primero se reconociera su valía como
escritora en la forma en que merece ser públicamente reconocida. El pasado mes
de abril, su novela El ojo de Odín
obtuvo el Premio de Literatura María Teresa Sánchez, convocado por quinto año
consecutivo por el Banco Central de Nicaragua. Antonia, que ya está de vuelta
en España, me cuenta que ha sido la primera vez que se premia a un autor no
nicaragüense. Me dice también que Nicaragua ("tan violentamente
dulce", escribió nuestro amado Julio Cortázar) ha sido para ella un lugar
mágico, donde ella y Mario han vivido con "la sensación de estar arropados
por una energía amable y potente". Cortázar, que en sus últimos años de
vida estuvo entregado a la causa nicaragüense, lo suscribiría, sin duda.
Sabe que escribir aquí es otra lucha distinta, pero seguirá
haciéndolo. He conocido pocas personas que mantuvieran una relación tan
ferviente con la literatura, y aún menos escritores con una prosa de parecida
sensibilidad. No en vano, Proust fue uno de los maestros que dejaron su huella
en ella. Ojalá el premio de allá ayude de algún modo a abrir aquí el camino
hacia la publicación de la novela.
10 comentarios:
La pose es perfecta. Además, el saxo es un instrumento que se deja querer. Respecto a Antonia, si tú dices que su prosa rebosa sensibilidad, poco más hay que añadir. Un abrazo
Cuaundo en una foto aparece un saxo, la foto es buena. Estupendo comentario al pie, que se cumpla tu deseo.
Abrazos.
Lo celebro. Éramos un grupo de amantes de la literatura y de amigos con fe en lo que hacíamos y en lo que escribíamos porque antes fuimos fervorosos lectores, cómplices lectores, humildes alumnos de grandes maestros como Cortázar. Antonia tiene un talento claro, teñido de una sensibilidad poderosa y sincera que la distingue del resto del grupo.
Con el paso de los años cada vez me parece más sorprendente y celebrable que de aquel grupo salieran tantos escritores y tantos libros. De haber nacido en Madrid o en Barcelona, las cosas como son, todos habríamos tenido libros publicados antes y hoy en día no estaríamos dispersos y probablemente todos seguiríamos activos y dando buenos frutos. Entre nosotros hay un cuentista reconocido, un novelista de peso, una narradora de fuste, un poeta y sabio que e un maestro en todo cuanto toca. Otra época, otro lugar, y hoy ya se hablaría del Grupo Almería Noventa o de la Generación Noventa, algo así. Y lo digo con toda la sencillez y honestidad que me cabe en el cuerpo.
Enhorabuena a tu amiga escritora. La fotografía es estupenda, parece el fotograma de una película de la nouvelle vague, hasta se puede oír algo de ese saxo (mudo, según cuentas).
Abrazos.
¡Qué instante tan bonito! cazado al vuelo supongo.
Dice bien Ethan, parece un fotograma de alguna peli..inevitable para mí recordar a Newman en Paris Blues.
Ilustra bien lo que nos cuentas. Mis felicitaciones sinceras para todos aquellos que compartís recuerdos, ilusiones y experiencias. Ese es el éxito.
Un beso.
JOSE LUIS MARTINEZ CLARES: Se deja querer, pero no es generoso a la hora de regalar siquiera un sonido cuando soplas en la boquilla. Imposible una simple vibración de la lengüeta… Un abrazo tenor.
SETEFILLA ALMENARA: Gracias. Sería justo que se cumpliera, desde luego, por ella y por los lectores. Un abrazo.
FRANCISCO ORTIZ: Bien sabes, camarada, lo que supuso para todos aquella experiencia. El talento de Antonia es tal que dignificaría un tipo de novela muy apreciado por lectores pero que hoy frecuentemente carece de la calidad literaria que ella aporta. Por lo demás, creo que el análisis de lo que fue aquel grupo y de cuál hubiera podido ser su suerte es acertado. Pero la vida de provincias es la que es. Tal vez debimos hacer el atillo y lanzarnos a la aventura en otros territorios. Abrazos en la distancia.
ETHAN: Siempre me gustó mucho esta foto, pero hasta que no supe del premio de mi amiga Antonia en Nicaragua no encontré excusa para publicarla. La sugestión de sonido la aporta el baile, creo yo, puro efecto Kuleshov. Sin él sería una pose más o menos convincente (modestamente creo que más). Lo de nouvelle vague me ha gustado mucho. Un abrazo.
ABRIL: No hay muchas fotos de aquellas tertulias. Realmente hay muy pocas. Y este instante “cazado”, como dices, es uno de esos privilegios con los que se encuentra el objetivo de una cámara. La foto original es en color, pero no me negarás que queda mucho mejor en blanco y negro, como el mencionado Paris Blues. Por cierto, estás de enhorabuena con la aparición de esa peli de Newman nunca vista, aunque solo sea como director… Besos in blue.
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