miércoles, 14 de diciembre de 2016

2016, entre la astronomía y la ciencia ficción (II)

Sin que se haya resuelto aún el misterio de la estrella KIC 8462852 –conocida ahora como Tabby, la estrella más extraña de la galaxia, la que podría estar envuelta por una “megaestructura extraterrestre”-, las noticias sobre posibles señales emitidas por civilizaciones alienígenas son cada vez más frecuentes en la prensa digamos “seria”, para estupor de muchos, y siempre con la subsiguiente multiplicación en los canales alternativos: una potente señal de radio procedente de la estrella HD164595, a 95 años luz de la Tierra, captada por un radiotelescopio ruso, fue tildada de “hallazgo inquietante”. De esto se habló en agosto; en octubre fueron noticia las 234 señales de “inteligencias extraterrestres” detectadas por dos astrónomos canadienses que defienden la posibilidad de que otras civilizaciones estén enviando hacia la Tierra pulsos de láser.

The ExoMars 2016 Mission Imagen ESA


Nunca ha parecido tan alcance del hombre el descubrimiento de vida extraterrestre, o tan obcecado el empeño en encontrarla: la misión ExoMars, un proyecto interplanetario de astrobiología impulsado conjuntamente por la Agencia Espacial Europea y la Rusa, destinado a buscar vida en Marte, entró en una fase de incertidumbre cuando el módulo de descenso se estrelló contra la superficie marciana el pasado 19 de octubre a causa de un error informático. Un mes antes, China puso en funcionamiento el mayor radiotelescopio del mundo, cuyo cometido será buscar “radioemisiones procedentes de estrellas en rincones hasta ahora inalcanzables del Universo y detectar posibles señales de vida extraterrestre”. 

Por otro lado, Stephen Hawking, Mark Zukerberg y un multimillonario ruso, físico teórico, apoyan una aventura de la NASA sumamente excitante que tiene como objetivo un exoplaneta llamado Próxima b, sin duda el primer mundo perteneciente a otro sistema solar al que llegará el ser humano. Próxima b, un planeta rocoso y probablemente cubierto de océanos, orbita la estrella más cercana a nuestro Sol, Próxima Centauri, y a pesar de su vecindad es inobservable a simple vista en el cielo nocturno al tratarse de una enana roja. Los 4,5 años luz que nos separan de él son un ahí mismo si se compara con los 1.400 que dista el que hasta ahora era el mundo más parecido al nuestro. Con la tecnología actual se tardaría entre 30.000 y 75.000 años en llegar a él, pero el proyecto que se desarrolla permitiría, al menos en teoría, cubrir la distancia en tan solo 20 años mediante nanonaves impulsadas por luz láser.

Impresión artística de Próxima b junto con el sistema Alfa Centauri. EL PAÍS


KIC 8462852, o Tabby, volvió a ser noticia en octubre: no solo experimenta eventos muy breves, intensos y aleatorios de pérdida de brillo, sino que además ha ido oscureciéndose poco a poco en estos cuatro años en que se le ha ido observando a través del telescopio espacial Kepler. El Departamento de Astronomía de Berkley va a proceder a un escaneo masivo de la estrella con el mayor radiotelescopio dirigible de la Tierra y a través de cientos de millones de canales de radio individuales. Respecto al aún invisible Planeta 9, que no orbitaría en el mismo plano que el resto de sus compañeros del Sistema Solar, sino con una inclinación de 30 grados, se ha planteado hace poco que sería el causante de una rara inclinación del sol, cuyo eje presenta un ángulo de 6 grados en relación con la perpendicular al plano orbital de todos los demás planetas, y por tanto de un tambaleo del sistema solar, fenómeno que se conocía pero para el que hasta ahora no había ninguna explicación.

Hasta aquí solo una parte de las noticias de astronomía más sorprendentes que se han divulgado en lo que llevamos de año. Salvo excepciones, he omitido nombres de observatorios, de astrónomos, de institutos de astrofísica. También me he ceñido a lo que cualquiera ha podido leer en medios como ABC, El País, Europa Press, La Vanguardia, Público o sus equivalentes internacionales, dejando de lado las fértiles, excitantes y a menudo aterradoras interpretaciones que se hacen en canales más osados –las llamadas teorías de la conspiración-, y que dan unas explicaciones muy distintas de todas estas informaciones que parecen tener un pie en la ciencia ficción pero que se mezclan con la información política, la deportiva, la cultural, la de sucesos, la crónica social… 

En un mundo tan manifiestamente tramposo, quién sabe si en el fondo no estaremos en los preparativos del mayor engaño de toda la historia, hipótesis que incluye también la muy comentada noticia de la famosa orden ejecutiva del presidente estadounidense Barak Obama, de 13 de octubre, publicada en la web de la Casa Blanca, en la que se disponía una serie de medidas encaminadas a preparar al país para eventos de clima espacial de carácter inminente (“impending space weather event”), tales como llamaradas o erupciones solares y perturbaciones geomagnéticas, con el fin de reducir al mínimo sus efectos. Tal orden ejecutiva, que incluye plazos concretos para cada una de las acciones a llevar a cabo, implica a departamentos gubernamentales, instituciones científicas, NASA,  y agencias federales.

Llamarada solar

Para terminar, el 20 de noviembre la prensa se hacía eco de una teoría asombrosa: según el astrofísico estadounidense Caleb Scharf, si no encontramos vida extraterrestre es tal vez porque el Universo entero no es otra cosa que "el cerebro de una raza alienígena hiperavanzada".

Ahora, cuando falta tan poco para que finalice este año, lo que cabe preguntarse es qué nos deparará el que está próximo a empezar en relación con nuevos descubrimientos astronómicos. Nada más excitante que tratar de imaginarlo…

6 comentarios:

El Doctor dijo...

Hace muchos años que leo libros de astronomía. En los ochenta salió una colección: Biblioteca científica Salvat, y fue allí, precisamente, donde aprendí muchas cosas. Paul Davies era, por aquel entonces el astrónomo que más admiraba por sus honestas observaciones y reflexiones. Incluso Carl Sagan con su serie Cosmos aprendimos cosas. Luego uno ponía de su parte e indagaba. Ahora, no sé qué decirte, amigo mío sobre todo este avance diario, sobre todas estas reflexiones, quizá, algo alocadas; "un cerebro de una raza alienígena hiperavanzada"; luego habrá que explicar a esa raza y su origen, entre otras cosas. Ese estrés de descubrimientos diarios que son desmentidos al día siguiente por otros. También he conocido a científicos muy mediocres y mediáticos, como por ejemplo Stephen W. Hawking que acapara todos los estantes de las librerías.

Me gusta mucho esta serie, amigo mío, por ser uno de los temas más fascinantes de la humanidad y, precisamente, es difícil tener a un amigo con quien charlar sobre todo esto en un café o una terraza. Lo curioso es que hoy la gente mira mucho menos hacia el cielo, sobre todo de noche. Ahora todo el mundo anda cabizbajo, acelerado, preocupado al mismo tiempo que sobre su cabeza se extiende un infinito extraño y fascinante. Al fin y al cabo, todos venimos de allí. Arthur C. Clarke dijo: "Estoy seguro de que el universo está lleno de vida inteligente. Lo suficientemente inteligente para no venir aquí."

Un fuerte abrazo.

Juan Herrezuelo dijo...

MELMOTH: Sagan en astronomía, Cousteau en el mar y Rodríguez de la Fuente en fauna ibérica son la santísima trinidad de la divulgación científica y medioambiental que tuvimos la fortuna de disfrutar en nuestra infancia. Yo ahora trato de cribar las informaciones que constantemente aparecen en prensa sobre astrofísica, y no he podido sustraerme a esto del Universo como cerebro alienígena porque me asaltó de golpe y me parece, en fin, alucinante. Los astrónomos y astrofísicos están cada vez más despistados acerca del Universo: cuánto más se sabe -que es muy poco todavía- más evidente resulta que todo ha de ser muy diferente a como cremos. De ahí las teorías más delirantes, o que resultan delirantes hoy. Vi un documental maravilloso sobre la teoría de cuerdas en el que se planteaba que la ondulación de branas hace que puntualmente choquen en alguno de sus puntos provocando un Big Bang: nuevos universos. Qué duda cabe que irán surgiendo muchas teorías al respecto, y al igual que tú no creo que las más interesantes surjan de Stephen Hawking, la verdad.

Lo de mirar poco hacia el cielo ya, me recuerda a una frase de la película Interstellar, y es cierto.

Un abrazo fuerte.

José Luis Martínez Clares dijo...

Me dan escalofríos estas cosas. De sólo pensarlo. Es apasionante y, a la vez, inquietante. Casi prefiero mirar los toros desde la barrera: leerlo pero no vivirlo. Un abrazo, amigo astrónomo.

El Doctor dijo...

Acabo de dedicarte mi último artículo,amigo mío. Creo que te lo debía.

Otro abrazo.

Juan Herrezuelo dijo...

JOSE LUIS MARTINEZ CLARES: te aseguro que es inquietante, pues ese 95% del Universo que sigue siendo un misterio para nosotros (materia oscura y energía oscura) se nos presenta cada vez de forma más amenazante. El 28 de agosto un asteroide de 25 a 55 metros de diámetro, conocido como “Gran Calabaza”, pasó rozando la Tierra –a menos de la cuarta parte de la distancia a la Luna-; el miércoles 7 de septiembre un pequeño asteroide, 2016 RB1, del tamaño de un autobús, pasó a sólo 40 mil kilómetros de la Tierra, un 10 por ciento de la distancia a la Luna, sólo dos días después de ser detectado; el 2 de noviembre otro asteroide, 2016 VA, rozó la Tierra cinco veces más cerca que la Luna: tenía un tamaño similar al que en febrero de 2013 impactó en Cheliábinsk (Rusia) hiriendo a 1.500 personas. Y el pasado lunes, un científico de la NASA, el doctor Joseph Nuth, advirtió que no estamos preparados para asteroides y cometas que podrían causar la extinción de la vida en nuestro planeta. Es como si la Humanidad fuera el protagonista de El pozo y el péndulo, de Poe: como si estuviéramos a oscuras y cada descubrimiento fuera una cerilla que prendemos y que nos deja ver un entorno aterrador. De ahí, en parte, el título del libro de relatos del que ya has tenido noticia, amigo José Luis. Un abrazo.

Juan Herrezuelo dijo...

MELMOTH: mil gracias, amigo Paco. Ya he visto que trata de Interstellar, una pelícuola que me gusta una barbaridad, y procedo a su concienzuda lectura, a sabiendas que será sumamente enriquecedora, sin duda. ¡Cuántas cosas compartimos, querido amigo! Un abrazo enorme.