A Raúl Ariza, que tendió puentes
Este año mayo será el mes de las flores suicidas,
casi noto su olor a libro recién impreso, a papel intocado por el polvo. Talentura, la editorial, ¿qué es ya
sino una tura añadida a las turas referidas por Julio Cortázar en Rayuela, capítulo 73?: «Nuestra verdad posible
tiene que ser invención, es decir escritura, literatura, pintura, escultura,
agricultura, piscicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas,
la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza,
tura de turas»;
de este modo queda constancia también de la madre de todas las turas: la
aven(talen)tura de editar buenos libros en la España actual.
Vendrá la muerte y tendrá tus pétalos, podría haber
escrito Cesare Pavese, caso de tener noticia de las flores suicidas. Por ejemplo, de la flor
virginiawoolf, que sin el plomo en los bolsillos se ahoga despacio y a la
deriva, como recostada en mullido, húmedo y fresco espejo de la superficie...
... de
la flor ofelia, oh «¡Desdichada Ofelia!, demasiada
agua tienes ya; por eso quisiera reprimir la de mis ojos…», Hamlet, acto cuarto, escena XXIV, que privada de la razón floral se
deja caer al arroyo y abre ondas cristalinas en el cielo reflejado en él, también
sin hundirse, melancolía de la levedad sostenida por la trasparencia sin
testigos...
… de la flor de acantilado, que se asoma al vacío y en
un arrebato decimonónico acaso ceda a la tentación de hundirse esta vez sí, sin
remedio, en el aire, de despeñarse, como en aquella sátira al óleo que vimos el
pasado verano en el Museo del Romanticismo, en Madrid: inclinar en el borde su delgadez de artista cubierta por blanca camisa, los ojos vueltos, el brazo
estirado en el gesto de querer asegurar con el puñal el trabajo que la caída desde
lo alto pudiera dejar a medias, ¿no es la corola de la amapola un anticipo de herida?...
…de la flor que crece entre los carriles de la vía
del tren, la flor de la que surge el título del libro, al fin y al cabo, la flor
registrada en gregería por Ramón Gómez de la Serna, flor tolstoiana donde las
haya…
Volvamos a Pavese: «gente como
nosotros, enamorada de la vida, de lo imprevisto, del placer de “contarla”, sólo
puede llegar al suicidio por imprudencia».
Qué
es el agua, el barranco, las vías del tren, sino la metáfora de una larga imprudencia…
Gente como nosotros, todos nosotros, cada uno de nosotros.
FOTOS: JFH
15 comentarios:
Venga esas flores... deseándolas estoy, amigo Juan. Un abrazo
hola soy embrujo llego desde el blog de un amigo en común don vito jajja y me quedo con tu permiso en tu rincón interesante que es feliz dia saluditosss
Hola Juan, que metáforas contradictorias tiene la vida..al final Pavese, un grande que se le olvida demasiado...acabó suicidándose..
Tu texto respira aroma de grandeza......claro que si Cortázar anda cerca todo se hace más fácil....o quizás no....
Gracias, pasa buen día, besos versados..
Tienes un buen "ingeniero de caminos, canales y puentes", ese tal Raúl.
Abrazos
contemplando tus letras,las leo...
mientras pongo final al momento... gracias por compartir
JOSÉ LUIS MARTÍNEZ CLARES: Pues va quedando cada vez menos tiempo para que suceda...
EMBRUJO: Las puertas del Loser Blog & Bar están siempre abiertas. Te doy la bienvenida.
DON VITO ANDOLINA: Su Oficio de vivir está lleno de referencias al suicidio, incluyendo la afirmación no cumplida de que nunca lo consumaría.
ETHAN: Un arquitecto de las emociones, Mr. Ariza...
RECOMENZAR: Gracias a ti por detenerte a leerlas...
ha sido un placer leerte Juan interesante doocumento por el texto y su fotografia , desde mi blog de horas rotas mis saludos. j.r.
A mi además de invitarme a la lectura tus textos me sugieren peliculas y melodías..
Aquí te dejo una que me parece maravillosa como banda sonora, espero que te guste Juan
Amapola
Un beso y un aroma floral
JOSÉ RAMÓN SANATANA: gracias por tus palabras y por tus versos de horas rotas...
ABRIL: me gusta, claro que me gusta. Me gusta Morricone siempre, y me gusta una barbaridad Érase una vez en América, una obra maestra del cine, y me gusta a rabiar esa Jennifer Connelly que daba sus primeros pasos -de ballet- y que luego se convertiría en una magnífica actriz. Besos.
En mi adorado mes de mayo, solo pueden tener lugar acontecimientos hermosos, como lo es el nacimiento de un libro. A la espera quedo. Ah, qué bonitas fotos.
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