lunes, 16 de septiembre de 2013

La vida es eterna en cinco minutos...

Hoy sonará Te recuerdo Amanda en muchas bitácoras y periódicos digitales y páginas web de toda condición; ojalá fueran millones los espacios que trasmitieran la voz lenta, evocativa del cantautor chileno Víctor Jara, que la hicieran correr como un reguero de versos y no de pólvora el día en que se cumplen cuarenta años de su asesinato, un reguero de notas de guitarra y no, nunca de pólvora; ojalá se multiplicasen por millones sus pasos en la calle mojada y viésemos la sonrisa ancha e imagináramos la lluvia en el pelo; ojalá fuera tan desmesurado el alcance de su canción, hoy, que llegara a estallar en los oídos de los militares golpistas que lo torturaron durante cuatro días y le mataron y arrojaron a la calle su cuerpo entre otros cuerpos. 
Amanda y Manuel disponían de cinco minutos para estar juntos durante un breve descanso en la fábrica donde él trabajaba, sólo cinco minutos, y la vida era eterna en esos cinco minutos, y entonces sonaba la sirena y ella regresaba, ya no corriendo, sino caminando, iluminándolo todo, florecida. Pero Manuel partió a la sierra y en cinco minutos quedó destrozado, muchos no volvieron, tampoco Manuel, tampoco Víctor Jara de aquel Estadio Chile, en realidad un pabellón deportivo cubierto, detenido el 12 de septiembre, un día después del golpe de Pinochet, llevado allí con tantos otros, y a él le reconocieron, ¡A ese  hijo de puta me lo traen para acá! … que nunca hizo daño… Vos sos el Víctor Jara huevón, el cantor marxista, ¡cantor de pura mierda!, dicen que le escupió a bocajarro el militarote aquél, el sietemachos, el salvapatrias, y allí nomás empezó a patearle, a morderle los costados con las botas de pisar libertades, a machacarle en el suelo, el valiente, sí, a golpear al trovador con el cañón de la pistola, cada vez más furioso porque aquel huevón no pedía clemencia ni nada, a darle con la culata, a tratar de someterlo al miedo, una larga noche de cuatro días, los focos encendidos todo el tiempo, los prisioneros en las gradas y muriendo a tiros en los pasillos, en los vestuarios, en aquellas improvisadas mazmorras del santo oficio pinochetista, muriendo a golpes, qué eterna debió hacérsele la hora de la muerte sabida, le pisaron las manos para matarle también las notas y los versos, le apalearon con brutalidad, una brutalidad irracional, sí, pero no inhumana, pues nada hay más humano que la crueldad, el fanatismo, el odio, y en algún momento entre el 15 y el 16 de septiembre le apoyaron el cañón de una pistola en la cabeza y demoraron el tiro a la ruleta rusa, qué eterna la seguridad de que le mataban, el recuerdo de su mujer, Joan, y de su hija, Amanda, la vida es eterna en cinco minutos, hasta matarle al fin y ordenar a la soldadesca abrir fuego, cuarenta y cuatro disparos en un cuerpo que ya estaba muerto, la calle mojada, corriendo a la fábrica, donde trabajaba Manuel.

17 comentarios:

U-topia dijo...

Me uno a ti en el recuerdo de Víctor Jara y en la emoción que me embarga toda cada vez que escucho esa canción (y otras muchas).

Un abrazo.

Beatriz dijo...

Aquí me encuentro, en un rinconcito de tu Loser, hoy más emocionada que nunca, leyéndote y escuchando a Jara a través de tus palabras. Bien sabes lo que me conmueven estas vidas por cuanto tienen de común con mi historia personal.

Tu texro me ha hecho recordar que por estas fechas , entre el 14 y el 16 de septiembre de 1976) se producía el secuestro y posterior desaparición y muerte de algunos de los estudiantes de entre 14 y 18 años en Bs. Aires cuyo único culpa era pertenecer a un Sindicato de Estudiante. Lo que luego conoceríamos como "la noche de los lápices".

Hechos como estos merecen siempre unas palabras. Acaso simplemente como testimonio del horror y la bajeza de algunos que se autocalifican como salvadores de la patria.

Querido Juan, tengo las maletas listas para el regreso.
El próximo 26 de este mes parto hacia mi otro lugar. Mis días se invertirán, seré ahora una inmigrante en mi propia tierra.

Seguirás viendo mi sombra sobrevolando por los pasillos de tu rincón. Sabes de la fidelidad que siento por tus palabras por cuanto de empatía hay en los contenidos

Siempre será un placer leerte y sentarme en este rincón del que me he apropiado en tu Loser, para disfrutar de una copa y observar como pasa la vida a través de esta ventanita


Un abrazo ammigo

Beatriz



abril en paris dijo...

¡Ay cuántos recuerdos, Juan!
Horas.., pegados a esas voces que escuchamos y sabíamos lejanas pero que nos llegaban como si estuvieran a nuestro lado, todos estudiantes sentados, aprendiendo a tener conciencia, con una guitarra y aquellos versos.."la vida es eterna en cinco minutos"..¡ya lo creo !.
Victor Jara, Joan Baez..la sonrisa ancha, el pelo mojado..

Un beso cómplice

Myra dijo...

Hay canciones que son casi como un himnno para los que ya peinamos alguna cana, "Te recuerdo Amanda" es una de ellas, y también alguna de Joan Baez, como ha recordado Abril. Es imposible no sentir un estremecimiento al esucharla, lo mismo que al leer tu entrada.

Un beso, Juan.

Raúl dijo...

Nada hay más humano que la brutalidad. Es cierto, Juan.

José Luis Martínez Clares dijo...

Yo, que soy muy del Boss, me quedé impresionado el otro día con esta noticia. Te la dejo para tu disfrute, para que vuelvas a escuchar este puñado de versos. Abrazos
http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/bruce-springsteen-canta-espanol/2018636/

Juan Herrezuelo dijo...

Querida BEATRIZ, cuánto me alegra leerte por aquí. Creí que ya habías regresado al lado de allá hace meses, entendía mal. Espero que estos meses de maletas y despedidas todo haya ido bien, y te deseo lo mejor en esta nueva etapa de tu vida que pronto inicias, que paladeas ya. Nadie como tú para dolerse en la tortura y muerte de Víctor Jara. Estos días he estado releyendo el libro póstumo de Julio Cortázar, el “Argentina: años de alambradas culturales”. A través de los artículos que lo componen uno se hace una estremecida idea de lo que ocurrió allí y en otros países latinoamericanos no hace tanto. “Cada nombre vale por cien”, dice Cortázar, “por mil casos parecidos, que sólo se diferencian por los grados en la crueldad, del sadismo, de esa monstruosa voluntad de exterminación que ya nada tiene que ver con la lucha abierta y sí en cambio con el aprovechamiento de la fuerza bruta, del anonimato y de las peores tendencias humanas convertidas en el placer de la tortura y la vejación a seres indefensos”. Ese artículo se titula “Negación del olvido”. Neguémonos a olvidar. Buen regreso, amiga. Un beso.

Juan Herrezuelo dijo...

LAURA UVE, ABRIL, MYRA: “Te recuerdo Amanda” la han cantado muchos, desde Serrat hasta Mercé, pasando por la propia Joan Báez, y siendo emotivas todas las versiones ninguna lo es tanto como la del propio Víctor Jara, naturalmente: ninguna tan radicalmente conmovedora, tan sencilla. Muchas cosas intervienen para que así sea. Hoy ya no hay canciones así, y siguen siendo necesarias. Lo que ocurre que ya no hay nadie que quiera escucharlas, me parece. Besos.

RAÚL: Qué terrible rasgo evolutivo, la brutalidad.

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ CLARÉS: amigo, tu comentario ha coincidido en el tiempo con mi búsqueda de ese homenaje de Sprinsteen a Víctor Jara. Los vellos de punta, se le dice a esto. Un abrazo.

Marisa dijo...

Precioso y precioso homenaje a Víctor Jara.
Desgraciadamente, en la calle mojada sigue lloviendo sobre mojado...

Un abrazo, Juan.

Marcos Callau dijo...

Precioso post Juan. Que suene alto Victor Jara. Un abrazo.

ethan dijo...

Como se suele decir no consiguieron callar su voz, al revés, ahora es inmortal. No sé si eso reconforta a su familia, quiero pensar que sí.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Bello homenaje a Víctor Jara, a escasos días de haberse cumplido otro aniversario del golpe en Chile. Leo también el comentario de Beatriz y siento que septiembre es un mes caro para los latinoamericanos, con demasiada sangre que ha corrido en nuestra tierra.

Abrazo grande

Francisco Ortiz dijo...

Uno de los mejores textos de este blog, lo cual es decir mucho mucho, y un gran texto de un magnífico escritor y cada vez mejor persona, permíteme decírtelo, amigo maestro viejo amigo.

V dijo...

Este es una de esas cuestiones que no terminan con el disparo que algunos creen definitivo. Y tu extraordinario texto y cada acorde de la canción son buena muestra de ello.
No señores, os salió mal, como no podía ser deotra manera. Y la letanía perdurará año tras año, debido a que sí, efectivamente, os recordamos mjuy bien, Amanda Victor, Manuel y tantos otros...Un abrazo.

Juan Herrezuelo dijo...

Amigos MARISA, MARCOS, ETHAN, HORACIO, FRANCISCO, V: Este mismo mes de septiembre Víctor Jara hubiera cumplido 80 años: matándole tan joven le privaron de su mujer, de su hija, de los versos futuros, de una plácida vejez, pero no le privaron de cierta forma de vida eterna, y aunque sí que sigue lloviendo sobre mojado en muchos sitios, el sonido de aquellos disparos se disipó de inmediato, la voz y el mensaje de Jara permanece.

(Amigo PACO, camarada, ya ves cómo va el local que tú me ayudaste a montar. Hoy el Bloody Mary te lo pongo aquí la vista. Gracias miles por tantas cosas)

Anna Genovés dijo...

¡Qué coincidencia! Este año, ese mismo día falleció el poeta Juan Luis Panero. ¡Qué vidas tan distintas! Uno como niño/pobre que se hace así mismo y es asesinado en plena vida. El otro, niño/rico y solitario que nos deja en la soledad de su enfermedad.
La vida es una sucesión de clichés.

Saludos, Anna

PD. Recordé a Amanda, ¡cómo no!

Vicente Corrotea dijo...

El tiempo es historia, es camino, es nacer y morir, es ver cómo ha crecido el jazmín de tu casa con tu familia o perderse en discusiones porque el dinero no te alcanza para terminar el mes. El tiempo estropea mi tiempo y no puedo ordenarlo. Para no seguir hablando del tiempo -que no era mi intención- encuentro perdido para mí tu bella entrada sobre nuestro héroe Víctor Jara, que no entiendo por qué no lo vi cuando fue publicado. Y para seguir peleando con el tiempo he querido decírtelo de todas maneras.
Un abrazo.