domingo, 11 de mayo de 2014

Dos fotografías, dos realidades

     AP                          
                               

He aquí dos fotografías realizadas con un mes de diferencia en lugares alejados entre sí miles de kilómetros. Cuando las vi por primera vez, mis ojos percibieron algún tipo de simetría en la composición. La de arriba corresponde a un reparto de comida en una calle arrasada por la guerra y el hambre, en el apocalíptico campo de refugiados palestinos de Yarmuk, cerca de Damasco, en Siria. Se realizó el 31 de enero, aunque fue difundida casi un mes después por la United Nation Relief and Works Agency, UNRWA, la agencia de la ONU para la ayuda a los refugiados palestinos en Oriente Próximo. La segunda fue tomada en el Dolby Theatre de Los Angeles durante la ceremonia de entrega de los premios Oscar 2014 y su autor es una de las personas que aparecen en ella, el actor Bradley Cooper, aunque los créditos se los llevara la presentadora de la gala, Ellen DeGeneres, que la lanzó a las redes sociales como parte de una estrategia publicitaria; esta última foto –selfie, le llaman- fue vista por millones de personas, y recientemente ha sido valorada, en términos publicitarios, en 1.000 millones de dólares. El contraste entre una imagen y otra es tan abrumador (y más teniendo en cuenta que fueron difundidas en fechas muy próximas) que inevitablemente hiere las conciencias y empuja a pensar, con la pura inocencia de un niño, si esa desmesurada cantidad de dinero no hubiera podido ser utilizada para paliar el terrible sufrimiento de los seres humanos que se hacinan en la otra fotografía. Por supuesto que los actores no pueden hacer mucho para evitar que una guerra sea cruel, ni siquiera si se trata de megaestrellas de Hollywood; su papel en este gran y patético teatro del mundo se limita a entretener, nada más. Pero es el hecho de ver ambas imágenes juntas lo que desarma el ánimo, ver las risas en una y la pesadumbre extrema en la otra, las miradas directas y brillantes de felicidad que nos dedican unos -no muy distintas de las que nosotros mismos podríamos  dirigir al objetivo de una cámara este mismo fin de semana- y ese otro amontonamiento de seres cabizbajos y por completo ajenos al hecho de estar siendo fotografiados, ese río humano que se extiende hasta un horizonte encajonado entre ruinas.

9 comentarios:

Marián dijo...

Pues yo lo que creo es que esa realidad no tiene vuelta de hoja...es así y nadie va a cambiar eso. Seguramente que en éste mismo momento cualquiera de nosotros estaremos tirando a la basura alimentos caducados...o tal vez ilusiones muertas...que alimentaron nuestra alma y ahora ya no nos sirven...

Yo ya estoy empezando a no romperme la cabeza con esas cosas...los seres humanos somos así y punto.

Besos.

abril en paris dijo...

Tristemente es así, Juan. dos realidades que conviven a nuestro pesar y sintiendo la impotencia que se siente ante tamaña injusticia, nuestra vida sigue su curso y reimos y jugamos a ser protagonistas de nuestra existencia.
De todos modos no viene mal de vez en cuando mirar a nuestro alrededor( ¿quien nos necesita?) o hacia atrás o mirar al frente y ser consciente de esas "otras" realidades e indignarnos..¿qué nos queda?:-(

Un beso

Beatriz dijo...

¡Cuánta injusticia nos rodea y desgraciadamente son muchos los que sólo ven lo que quieren ver.
Hace poco leí esto en un libro de Wang Wei "...lo importante es lo no visible porque sólo ello significa..."
Ellos, los marginados, los castigados socialmente, los que no tienen palabras forman parte de esa realidad no visible pero significativa. La elocuencia muda de la desigualdad. Un abrazo y...regreso.

José Luis Martínez Clares dijo...

Lo único que nos puede consolar ante esta paradoja es que este grupito de actores y actoras acabarán rodando una película en la que presentarán al mundo el drama de ese campo de refugiados. Es lo que podríamos llamar la función social del arte. El resto, naturalmente, es sumamente inútil, como cualquier despilfarro de los que vemos habitualmente a nuestro alrededor. Abrazos

Vicente Corrotea dijo...

No soy un hombre muy emotivo ni sensiblero y sin embargo ver y volver a ver tus fotos me ha hecho sollozar. No me siento vulnerable por ello sino por la certeza que tengo de que los pobres del mundo no lo son por asuntos de ciclos naturales o sociales sino por la voluntad fría y calculada de unos pocos. Acá en Chile miles y miles estamos saliendo a la calle pacíficamente y ya se están logrando cambios importantes.
Gracias, Juan.

V dijo...

Es curioso,ya que detrás de Ellen está nada menos que Meryl...la protagonista de Holocaousto y la decisión de Shopie partiendose de risa...Es decir que sufre en la ficción dramas que otros viven en primera persona...gente que jamás tendrá oportunidad de decir que buena actriz es ya que sus prioridades saltan a la vista...
Es un mundo este muy raro y muy sin sentido.Un poco de verguenza ajena si que da desde luego...un abrazo

El Doctor dijo...

Es lo que tienen las nuevas tecnologías;poder estar en todas partes al mismo tiempo, y yo me pregunto,¿para qué? ¿qué puede hacer una persona cuando se entera que en la China se ha producido un terremoto,en Nueva York han matado a una niña, en México has violado y matado a diez mujeres,en España se ha descubierto una red de prostitución de menores,en Japón sigue aumentando esos japoneses solitarios que se encierran en cuartos de dos metros cuadrados, y que en el Vaticano continúa las prácticas sexuales con niños... Creo que todo esto produce desazón continuo,angustia y desesperación.El mundo,desde siempre ha sido variado,corrupto y un sin parar extraño y macabro de la condición humana.Lo bueno de entonces era que si en una tribu de África se comían a su abuelo, en el refinado París seguían con sus fastuosas fiestas sin saber nada los unos de los otros.Hoy lo sabemos y nos resultaría difícil impedir que se coman al abuelo, o que el gobierno de Rajoy siga destrozando el país.

Un fuerte abrazo,amigo Juan.

Anónimo dijo...

El mundo es así... lo que pasa es que ahora podemos verlo en toda su dimensión y por eso nos causa vértigo.
Un saludoo

Horacio dijo...

Dos realidades muy diferentes, dos caras de una misma moneda, la de la humanidad y sus miserias.

Abrazo grande desde Argentina