sábado, 11 de febrero de 2012

La excepción que confirma el poema


LA AGONÍA DEL CREPÚSCULO


Todas las despedidas se ocultan en la noche
unánime;
y todas las noches en una despedida,
respondió el espejo.
Pero ya los ojos eran simetría de una ausencia,
eran la mirada desde ese estanque
que una mano
aproximada
perturbaría en ondulaciones de mercurio;
eran ya soledad allí donde rondaba el pulso herido de Lorca,
allí mismo, tras los márgenes,
en signos dudosos de vida
más allá de este espejismo.

A este lado han pasado veinte años y esta noche.
El silencio ha cerrado sus puertas a mi espalda
y la lluvia es como la inminencia de un rostro en la ventana,
como una mano resbalando en el cristal
mientras afuera el viento embravece marejadas en las ramas,
tempestad de hojas batidas,
temblar de postigos.
Yo, una oscuridad inmóvil y asediada.
Pero no hay bajo las sábanas un niño,
aquél  en quien el miedo establecía colonias de vigilia,
sino este adulto y este dolor físico y este escuchar
 en verso futuro.

Al alba perdura el dolor
y en el dolor un tramo de letargo:
dormido está el cuerpo del brazo al índice,
y en convenio de agonías crepusculares
escribo sosteniendo el lápiz
entre el pulgar y la nada.

Este volver fue, al fin,
ya veis,
llegar al vientre fibroso de un dedálico universo
-pecado de transcripción poética-,
y aquí me afirmo,
aquí tan oscuro,
aquí fatalmente,
en el centro de todos los deseos
aún no doblegados.

                                                     Noviembre 2010




En toda mi vida no he escrito más de cinco poemas. Éste nació como homenaje a aquel primer título que pactamos en la primera época de la Tertulia de la Calle Suipacha, “La agonía del crepúsculo”, a partir del cual tres de nosotros debíamos escribir un cuento. El pacto incluía también, como evoqué ya aquí, una primera frase y una determinada escena. Por razones que hoy se me escapan, cuando envié mi versión al premio de narrativa Villa de Benasque, en su edición de 1989, le cambié el título por “Vida más allá de este espejismo”, y con este título, con esta nueva y simulada identidad, pasó también al libro Desde el lugar donde me oculto.

Que hace año y medio yo me atreviera con una forma de expresión literaria en la que mi voz siempre me ha sonado titubeante tuvo mucho de voluntad de jugar sobre el juego, de intentar una variación sobre aquel desafío y, sobre todo, de mostrarles mi afecto y mi reconocimiento a los viejos camaradas Francisco Ortiz y José Luis Campos.

Al publicarlo aquí lo libero magnánimamente de la pena a cajón perpetuo a la que había sido condenado.

Foto: JFH

28 comentarios:

Midala dijo...

Solo 5???pués...es una pena!!!!A mi, me encantóooooooo.Saludos!!

Marisa dijo...

Dura y excesiva condena, tortura de silencios en ese cajón perpetuo, cofre de tesoros líricos con anclajes dulces y palpitantes..
Me alegro infinitamente que ese espejismo de versos se haya convertido en espejo de excepciones, en excepcionales ondulaciones de mercurio, en azogues crepusculares, es definitiva, en espejo de espejismos.

Juan, mi más sincero y humilde reconocimiento por esta composición. Es, francamente, magnífica. Titubeante me quedo yo al leerte y al descubrirte líricamente.

Un fuerte abrazo.

Miguel Cobo dijo...

Libre ya de su injusta condena -juez magnánimo al fin- sus versos crepusculares se reflejan, multiplicados, en los miles de espejos de la blogosfera, para que nuestro ojos se deslumbren con los destellos de su azogue.
Queremos más.

Un abrazo desde otra noche unánime, Juan.

José Luis Martínez Clares dijo...

Merecía el indulto. Creo que las palabras terminarán llevándote hacia la Poesía. Auguro que estos escarceos terminarán siendo un hábito. Abrazos

Beatriz dijo...

Bienvenido sea el indulto a la belleza de tus versos.

Tus desafíos literarios son un auténtico estallido de lo que tienes en el alma y que generosamente compartes.

Gracias por emocionarme con tu Crepúsculo.

abril en paris dijo...

Juez tan severo para tan hermoso verso merece un castigo : que nos sirvas otros tantos ya que nos debias estos placeres..

Un abrazo poeticamente emocionado

Juan Herrezuelo dijo...

MIDALA: Muchas gracias. Me alegra reencontrarte.

Juan Herrezuelo dijo...

MARISA: El verso resulta agotador para quien ya en prosa es patológicamente perfeccionista. En cualquier caso, bien sabes tú que hay cosas que sólo pueden intentar expresarse mediante un poema. Gracias miles por tus palabras. Un beso.

Juan Herrezuelo dijo...

MIGUEL: Estaba entones recién deslumbrado por el descubrimiento de Gamoneda, y aquello que pueda haber de aceptable en este poema sin duda se deberá a su influencia, si alguna hay. Eso sí, lamento no poder acompañarlo del cuento del que es reflejo, para que pueda apreciarse el juego. Es demasiado largo. Un abrazo agradecido.

Juan Herrezuelo dijo...

JOSE LUIS M. C.: Yo sigo batallando con la narrativa, y con un relato que me va a quitar la vida (espero que figuradamente tan sólo).Un abrazo.

Juan Herrezuelo dijo...

BEATRIZ: ¡Qué lejos estábamos a los veintipocos de saber que un poeta panameño llamado Moisés Castillo había escrito en los años veinte un poema con este título que nosotros le pusimos a nuestros relatos! Me alegra especialmente haberte emocionado. Un beso.

Juan Herrezuelo dijo...

ABRIL: Como “juez” de mis versos me siento el “de la horca”, al que tan espléndidos retratos hiciste. Gracias por tu/vuestra generosidad. Un beso crepuscular.

Myra dijo...

He venido varias veces a leer este poema, esta es mi confesión. A mi torpeza para escribir sentimientos se añade la torpeza de descrifrar los sentimientos de los que sabéis ponerles letra.

Un beso de admiración.

Diana H. dijo...

Yo creo que el atrevimiento valió la pena. Y que la liberación ha sido justicia. De todos modos, la poesía nunca está ausente en tu prosa ("un magma lento de chapa y cristal y caucho"...,excelente, Juan).
Un abrazo.

Juan Herrezuelo dijo...

MYRA: Gracias por tu fidelidad. Cuántas veces he sentido eso mismo que describes frente a un poema. Entonces aprendí de Valente que la palabra poética no ha de ser percibida "en la mediación de su sentido, sino en la inmediatez de su repentina aparición". Un beso.

Juan Herrezuelo dijo...

LUZDEANA: La osadía me fue, en cierto modo, sugerida por un amigo que me suele hacer esa misma observación acerca de mi prosa. Me alegra que te haya gustado. Un beso.

pepa mas gisbert dijo...

El crepúsculo es el instante más hermoso del día (a poqueta nit decimos en valenciano) por lo sublime y por lo sobrecogedor.

Hermoso poema.

Darwin Bruno dijo...

Me gusta. Muy hermoso. un gusto visitarte para desearte muchas felicidades en el día de la amistad amigo.

Juan Herrezuelo dijo...

ALMA: Comparto plenamente tu opinión: tanto el crepúsclo de la mañana como el del atardecer son instantes mágicos.

Juan Herrezuelo dijo...

DARWIN: Gracias a ti. Desconocía que hubiera sido el día de la amistad, y creo que los que todo lo comercializan en España tampoco. Aún estamos retirando las toneladas de algodón de azúcar en que los mercaderes han convertido este país el, uhmmmm, catorcedefebrero. En cualquier caso, correspondo a tus felicitaciones también, amigo.

Francisco Ortiz dijo...

Y haces muy bien, porque tiene algunas imágenes que sólo pueden tener un calificativo: totales.

Unknown dijo...

Te faltan, salvo que no haya llevado la cuenta bien, cuatro poemas por colgar.
El poeta siempre titubea. La voluntad de ser poeta por encima de la voluntad de serlo en verdad. Ninguno, amigo, los somos.
Nadie, en el fondo, lo es. Paradójicamente, al leer todos ejercemos de poetas. Leí que la poesía es el único arte que puede prescindir enteramente del público, del lector. En parte, solo en parte, es cierto. Ahora mismo, contradiciéndolo. Libérese, oh my tunnel friend.

Raúl dijo...

A mí me sucede un tanto así. Soy un buen lector de poesía, pero un pésimo junta versos.
Últimamente, sin embargo, por aquello de frivolizar con amigos y lectores, me ha dado por escribir singulares quintillas diarias en una red social y, para sorpresa mía, están teniendo una acogida de lo más simpática.
Me gustó tu poema.

Pd.- Cómo estoy disfrutando con tu libro, Juan.

Marcos Callau dijo...

"Yo, una oscuridad inmóvil y asediada". Me ha encantado esta definición, Juan. El comienzo, con ese espejo que devuelve una imagen de despedida, tan desoladora y ese rostro enigmático e inkinente en la ventana... La verdad es que se trata de un poema estupendo. No me resulta tu verso titubeante, como dices. Espero que del cajón perpetuo no llegue solo al blog. Creo que la poesía necesita mucho tiempo, así que, supongo, que no hay que cerrar con llave el cajón. Un abrazo y enhorabuena por tu poema.

Juan Herrezuelo dijo...

Aunque con mucho retraso, no quiero dejar de agradeceros vuestros comentarios a mi poema.
FRANCISCO, amigo Paco: bien sabes que esa es la imagen que pretendo transmitir también en prosa.
KAPLAN, my Rushmore friend: de esos otros cuatro sólo pervive uno, tan extraído de mi interior que no es inteligible más que para unas pocas personas. El resto fue fagocitado por textos narrativos.
RAÚL: sin duda han de ser quintillas cargadas de jugosa ironía. Y cuánto me alegra que te guste el libro.
MARCOS: La poesía necesita un reposo, un estar sin estar, un distanciamiento después de haber nacido de tan adentro.
Un abrazo a todos.

Isidre Monés dijo...

Venga Juan!!! Saca del cajón los otros 4, ¿no te parece una injusticia? Ese (que vete tú a saber, si es el mejor) paseandose por ahí, y los otros en el cajón, condenados a conversar entre ellos, cosa complicada, porque los poemas suelen mirarse el ombligo e ir a lo suyo.
Me tranquiliza pensar que en el cajón de marras, habran otras cosas, algun recibo o alguna factura que les ayuden a tocar de pies en el suelo... o alguna carta, que les mantengan engañados, pensando que aun existen esas cosas.
En fin, que los sacas del cajón o te denunciamos por secuestro.

Juan Herrezuelo dijo...

ISIDRE: Los pobres poemas están, en efecto, intimidados por el matonismo de las facturas, que son los duros del cajón (sonrío, como escribe un amigo). De todas formas, no me agobian las prisas poéticas. No me importaría encontrarme en mi vejez con un buen puñado de poemas.
Gracias por volver y un fuerte abrazo.

Isidre Monés dijo...

Oye he leído tu cuento gratuito del tipo invisible, !Quiero más! te propongo un trueque o permuta.
Si conservas algun ejemplar de tus cuentos del 91, me lo envías por correo junto a los "Pasadizos".
Me encantan las narraciones, (y cuanto más cortas mejor) Las de Kafka "La muracha China" " La Condena" "La Casa tomada" del Cortazar, los de Carver,los de la Patricia...
A cambio yo te mando alguno ilustrado por mi, dime la edad de tu pequeña (la que le gusta dubujar) ¿Hace?