Como bar de copas, el Loser estaría más cerca de ser el local que describe Billy Joel en Piano Man que aquél en el que vino a naufragar el triste pianista de la versión que más tarde escribió Víctor Manuel para que Ana Belén la cantara de forma espléndida. Durante años creí, erróneamente, que esta segunda canción era traducción al español de la otra, cuando en realidad son dos canciones distintas con la misma música y cierta parecida atmósfera de sábado noche y micrófono que “huele a cerveza”.
La canción de Joel, de 1973, cima de las songs for losers y de las bar songs (términos que yo no conocía hace cuatro meses, por cierto), es una de las más bellas que jamás hayan sido escritas dentro del rock o pop/rock; en ella, un joven pianista describe en primera persona la concurrencia habitual del piano bar en el que toca: el anciano que sentado cerca de él “le hace el amor a su gintónic”; John, el tipo de la barra, rápido con las bromas y a la hora de dar fuego, pero que lamenta no haber llegado a ser una estrella de cine; Davy, que está en la marina y probablemente lo esté siempre... Han venido a verle a él, y quieren olvidarse de sus vidas durante un rato.
El local que conocemos en la voz de Ana Belén (magnífica letra también, de 1980) es considerablemente más sórdido, un antro sofocante (“el calor se podría tocar”) que apesta a “humo y sudor”, donde “borrachos con babas” le recuerdan al pianista “quién fue” y ya no es. Él es en esta historia el centro del relato, un “viejo perdedor”, un hombre “vencido por una mujer”, un “náufrago” al que “le tiemblan las manos” y cuyas canciones, que él interpreta con una “emoción empapada en alcohol”, saben “a derrota y a miel”. Una historia desoladora sin paliativos, el triste desenlace profesional de quien fuera un “joven maestro al piano”.
En realidad, la canción original de Billy Joel tiene una base autobiográfica: a los 23 años, tras un infortunado primer disco en solitario (Cold Spring Harbor, 1971), Joel se fue a Los Ángeles, donde, bajo el nombre de Bill Martin, actuó durante seis meses en un piano bar llamado The Executive Room (¿el equivalente a “La oficina”, tan común en las ciudades españolas?). Fruto de aquella experiencia nació Piano Man, cuyo rotundo éxito hizo posible, entre otras cosas, que Joel no volviera actuar como pianista de bar.
Son, pues, dos viajes inversos: el uno arranca en los titubeantes inicios de una carrera que posteriormente habrá de resultar triunfal; el otro es el final de un camino amargo que condujo al fracaso.
El Loser se complace en presentar en riguroso YouTube no las dos canciones, como tal vez sería más razonable, sino dos versiones de la original de Billy Joel: la primera, subtitulada, en reciente directo (Tokyo 2006), con objeto de conocer la historia; la segunda, con sonido de estudio y una expresiva puesta en escena. Y es que este Piano Man es, lo ha sido siempre, una de mis canciones favoritas.
27 comentarios:
Conocia las dos versiones pero como tú solo la letra desesperada del "viejo perdedor" que cantaba Ana Belén y que siempre me llegaba al alma con su tristeza y ambiente de "humo y sudor"..Ésta de Billy es más alegre, es una celebración y tambien me encanta.
No sé si la alegria es autentica o ficticia por efecto de las copas.. pero he pasado un rato estupendo en ésta barra.. sentada cerquita del piano
Mucha gente Juan.. :-)
Un beso
yo venía a saludarlo y a felicitarlo por esos comentarios que ha ido desperdigando por la blogoesfera y que son dignos de ser recopilados... y me voy sorprendida de haberme dejado seducir por un you tube. Gracias inmensas por haberlo logrado.
Buen gusto, Juan. Por cierto, hasta ahora yo también pensaba que se trataba de la misma letra. Algo tendrá que ver mi absoluta incapacidad con el inglés. Abrazos.
Qué maravilla, Juan. No sabes cuánto he disfrutado con esta entrada porque Piano Man en una de mis canciones preferidas. Desconcía el dato de la letra, así que estoy encantada de haber aprendido algo nuevo.
Maravillosos los dos vídeos pero casi que me quedo con el segundo.
Esta entrada me ha " hecho sentir bien.."
Un beso
No es nuevo.
A mí me sucedió lo mismo con "There is a light that never goes out", de los Smiths, la canción pop en inglés que más me gusta, cuando la escuché versioneada por Mikel Erentxu. Qué despago cuando descubrí que en lugar de traducirla la había pervertido.
Hoy aquí veo desde mi ventana veo la nieve que cae, te leo y aprendo. Escucho el piano y la voz de Billy Joel y me recuerdo cantando tiempo atrás y a mi manera la versión de Ana Belén.
¡ Es tan bueno para el alma leerte!
Además como ya te dije antes haces que me sienta acurrucada en un rincón de tu Loser, entre penumbras y alguna copa. Será que aún me queda algo de extranjera y siempre busco lugares que me habiten, que me arropen.
Un saludo amigo-
ABRIL: Hace tiempo cené en un restaurante italiano donde podías escribirle al pianista el título de la canción que querías escuchar, dentro de un repertorio; metías el papelito en una cesta y el pianista, que estaba en un balconcillo interior, la subía con una cuerda... ¿Son o no son lugares en los que realmente se siente uno feliz?
La versión de Víctor Manuel, en efecto, es demoledora. Un beso.
ROCHITAS: Parece que ambos nos seguimos el rastro en otros espacios, y me alegra saber que en ambos casos es para bien. Un saludo.
JOSE LUIS M. C.: Es reconfortante saber que no he sido el último en enterarme de que eran dos historias distintas, y sobre todo, dos personajes distintos. Gran canción. Un abrazo.
MYRA: Yo también prefiero la segunda, que es la versión de estudio y suena estupenda. El primer vídeo me servía para no tener que transcribir la letra original y su traducción.
Le transmitiré tus buenas sensaciones al pianista, agradeciéndote de corazón tus palabras por lo que a mi me toca. Un beso.
RAÚL: En este caso no se trata en absoluto de una perversión. Prefiero la de Joel, pero la que conocemos en la voz de Ana Belén es una gran canción y una gran (y diferente) historia. Cuento a Víctor Manuel entre ese reducido grupo de excelentísimos cantautores en español.
BEATRIZ: Quiero una ventana como esa: quiero ver caer la nieve, y aquí será difícil.¿Quién no ha cantado la versión de Ana Belén? Yo, desde luego, lo he hecho. Me agrada mucho pensar que este local tiene algo de refugio en medio del frío: pensaré en un ponche caliente y acaso en dibujar ahí en la esquina, junto a los carteles de cine, una chimenea... Muchas gracias, amiga Beatriz.
No me extraña esta entrada en los pasadizos del Loser.A mí me encanta esta canción con esa armónica a lo Dylan que Billy admira.Viendo el segundo vídeo se puede percibir algo interesante,y es la alegría que tenía antes la tristeza,el glamour.En los bares también se reía,se fumaba y se bebía a troche y moche.Hoy es difícil semejante situación sino es en un deprimente polígono industrial donde se droga la juventud con pastillas de diseño dentro de esos lugares construidos para almacén o,almacenar el ganado completamente tarado por dichas drogas.
Sí,amigo,la tristeza tuvo mejor fortuna y puede que mayor libertad de expresión.
Un fuerte abarazo,amigo.
FRANCISCO MACHUCA: "La alegría que se tenía antes en la tristeza", qué acertado. Si hace 10 años nos dicen que en un club de jazz íbamos a tener que salirnos a la calle a fumar un cigarrillo nos hubiera parecido puro Huxley. Cuanto más podrido está el subsuelo más aséptico quieren lo que está a la vista. Había un anuncio de una marca de tabaco ficticia en una película de Garci, cuyo slogan era: "vive menos pero convive más". Pues eso. Un fuerte abrazo.
Como el hombre del piano, has hecho un delicioso e interesante recorrido por los "acordes" de ese tema de Billy Joel, deteniéndote en el sonido de cada tecla, alargando pausas o acentuando cadencias.
Conocí este tema siendo una niña pero desde el primer momento en que lo oí me sedujo y, aún hoy, me estremezco ante su melodía y su letra. Es una canción que no solo me despierta esos recuerdos acristalados en la memoria, sino que es un claro ejemplo del pulso que gana la música a Don Tiempo.
Aprovecho para darte la enhorabuena por tu cuento publicado en el Heraldo de Henares. Lo leí pero hasta ahora no he tenido tiempo de comentártelo.
Más que un placer leer tu mirada, Juan.
Un beso.
MARISA: Todo el disco al que pertenece esa canción me trae recuerdos muy precisos de mi primera juventud, primero en vinilo y en cara A y B, con ese primer tema que es como ir montado en un tren, y también La ballada de Billy the Kid; luego en CD, que ahora tengo delante.
Me gusta mucho eso de leer la mirada. Mucho.
Un beso.
Magnífico el pianista, la canción, las versiones (youtubianas y española de Ana & Víctor), la historia...Y espléndido este otro pianista del teclado que nos envuelve, magia y sentimiento, en la atmósfera, cargada del humo primigenio, del mejor blog-bar del lugar. Con este frío, ¡qué placer!
Un abrazo, Juan
Festejamos los bares, festejamos que hayas hombres al piano que nos cuenten historias o amenicen nuestro ingreso en la ebriedad. Una decente, íntima, que conste de amor y de desamor al tiempo. Siempre están ahí esos dos polos de la sensación de estar de verdad vivos. Y se está en lo bueno y en lo malo, Juan, nunca en los tiempos intermedios. La canción enorme de mi Billy Joel (tuve la cinta de cassette, luego el vinilo, que quemé a base de pasadas, y luego el flamante CD con aquella áspera portada) me ha acompañado toda mi vida. La vida de la que tengo memoria fiable. Pero cómo nos vamos a fiar de la memoria. Me fío de tu buen gusto, que es el mío, de tu modo de contarlo. Un abrazo
Juan, ayer me dediqué a leer hacia atrás; mi blog tiene ya seis años... y me encontré corrigiendo formas, recortando, alineando márgenes...
Esto para contarte que por algún error de la nueva plantilla blogger se puso como recién publicado, el post al que arribaste ayer que era del año 2009...
Adoré tu comentario.
Me hallaba en un extenso laberinto mental, por fortuna ya allanado, y veo que como ningún otro supiste llegar al nudo del asunto.
He notado que en la mayoría de los blogs con actualización han quedado aquellos borradores o bien publicaciones, como actuales. Oh, mon dieu. De todos modos como justamente dice hoy Beatriz, no hay casualidad.
http://and-what-about-rochies-life.blogspot.com/2009/07/reciclar-transformar-procesar.html
aquí te lo dejo. Como verás, logré corregirle la feha.
MIGUEL: Me gusta ese concepto de blog-bar; me gusta pensar que en el tintineo de los vasos, en el runrún de las conversaciones, entre el humo de los cigarrillos estáis vosotros, conviviendo. Contra el frío siberiano, un abrazo caribeño, tú sabe.
EMILIO: Llegas siempre vestido de piano man con gafas y cigarrillo colgante, y uno imagina –y lo festeja también- que tus palabras vienen cabalgando acordes en un teclado. La memoria es como un pintor de la corte: donde hubo una verruga, el pincel del recuerdo puntea un sensualísimo lunar. Como para fiarse. Un abrazo.
ROCHITAS: Vuelvo de visitar de nuevo tu bello studio house y compruebo, en efecto, que el comentario que iba destinado al texto “Umbrales” aparece en una entrada de 2009, cosas tal vez del “reciclado, la transformación y el procesamiento”.
Cuando escucho que hay quien lleva seis años llenando de vida los espacios a los que solo desde hace unos meses accedo, siento como una pérdida restrospectiva…
me has hecho cantarla mientras te lo leía haciéndome recordar de nuevo que no salgo de casi viejo perdedor
Pues me alegra mucho este post. La canción es una de mis favoritas de siempre (la tengo en el ipod y ninguna de las que voy añadiendo consiguen desplazarla). No conocía la historia, pero me imagino a Mr. Joel tocando en un bar loser imaginando que algún día tendría éxito.
Un abrazo!
perdida retrospectiva. Patente ya! o sea que el que has leído es Umbrales? jaja ya no entiendo nada.
Legendaria "song for losers", eterna, diría yo. En la vida real, hace ya unos años, conocí en un local zaragozano llamado "El cantor de Jazz" a un viejo pianista apodado "el maestro" que nos deleitaba a todos los presentes con su música y que bien pudiera ser el personaje que nos describe Ana Belén en su versión. Prefiero la de Billy Joel, aunque al ser la original ya se supone, pero al menos hay que agradecer a Victor Manuel y Ana Belén que dieran otra visión nada desdeñabkle sobre el personaje. Un abrazo, Juan.
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