miércoles, 6 de junio de 2012

Tributo a Philip Roth












Para quienes todavía no son viejos, ser viejo significa que has sido. Pero ser viejo también significa que, a pesar de haber sido, además de haber sido y aunque hayas sido en exceso, sigues siendo.

PHILIP ROTH
El animal moribundo





Philip Roth vaticinó hace cuatro años la victoria de las pantallas sobre la página impresa, la desaparición del lector, el fin de un hábito que exige concentración, soledad, paciencia, imaginación. No se tratará de una desaparición absoluta, claro: leer será poco menos que una excentricidad minoritaria. Bien, yo seré uno de esos excéntricos; de hecho, me he sentido así buena parte de mi vida, pues al parecer en los estertores del libro yo he venido empeñándome en no leer los libros que lee todo el mundo, precisamente, las costuras, los códigos, las sombras, las catedrales, los hombres que no amaban a las mujeres... Y en mi ermitaña excentricidad, volveré una y otra vez a las novelas de Philip Roth.

Me cuento entre quienes lo consideran el mejor escritor vivo. No todas sus novelas brillan a la misma altura, está de más decirlo, pero consideradas todas ellas en su conjunto no cabe duda de que estamos ante una de las más extraordinarias obras literarias concebidas a partir de mediados del XX. La abrumadora emoción que me produjo Pastoral americana, que a su vez multiplicaba la que me había causado ya La mancha humana y era rotundo anticipo de la que me causaría inmediatamente después Patrimonio, hizo que lo considerase ya uno de mis escritores predilectos, un maestro entre mis maestros. Después han venido muchas otras novelas suyas, entre ellas toda la saga de Nathan Zuckerman, del primer fantasma al último (del Ghost writer al Exit Ghost, la despedida de su alter ego literario): miles de páginas, un riquísimo entramado de personajes, de situaciones, de rabia, de sexo, de tragedia, de burla, de muerte, de enfermedad, de vejez, de éxito, de fracaso, de incorrección, de judaísmo y, sobre todas las cosas, de pequeños y minuciosos detalles. «La multitud de los detalles es lo que da la sensación de realidad en la literatura», le dijo a Antonio Muñoz Molina en el 2005. 

Escapa a mi capacidad crítica, tan limitada, por otra parte, el poder esbozar un breve apunte que dé una idea de su trayectoria literaria, ni siquiera de la apreciación que yo tengo de ella. Dice un personaje de Roberto Bolaño que la vida de un hombre solamente alcanza para disfrutar a conciencia de la obra de otro hombre, y tengo para mí que esto es muy cierto cuando hablamos de hombres –y mujeres- de una capacidad creativa tan elevada. ¿Podemos decir, honestamente, que hemos extraído todo lo que un libro contiene en mucho menos tiempo del que su autor tardó en escribirlo, si se trata de un grande de la literatura? ¿Podría yo explicar en folio y medio la obra de Philip Roth, insinuar una valoración, siquiera? 

En la vastedad de esta obra, que el escritor de Newark, Nueva Jersey, ha llevado a cabo con la aplicación de un juramentado de la literatura, caben una infinidad de ideas fundamentales que explican todo un universo mental. Por ejemplo, que «todos somos invenciones recíprocas, todos somos imágenes evocadas por la magia de todos los demás. Todos somos autores recíprocos» (La contravida). Por ejemplo, que «en las clases de historia del colegio aprendimos que todo lo que era “inesperado” en su época está registrado en la página como inevitable. El terror de lo imprevisto es lo que oculta la ciencia de la historia» (La conjura contra América). Por ejemplo, que la felicidad, un sentimiento estadísticamente anormal, debiera tal vez ser clasificada como trastorno psiquiátrico e identificada en los manuales médicos con un nuevo nombre: trastorno afectivo de primer grado, del tipo placentero (El teatro de Sabbath). 

La concesión del Príncipe de Asturias de las Letras viene a corregir al fin una situación un tanto absurda: el empeño de este Premio, hasta hoy, en darle la espalda al escritor más importante de nuestro tiempo. Y yo me siento afectiva y placenteramente transtornado por ello.



(Apenas acabadas estas líneas, me llega la noticia de la muerte de otro de los grandes escritores del siglo XX: Ray Bradbury.  Esta noche regresaré a las páginas de esa obra maestra absoluta y tan sorprendente que es Crónicas marcianas. Abro aquí, como homenaje, sendos pasadizos hacia quienes tan bien escribieron sobre el libro: Francisco Machuca y Francisco Ortiz)


Retrato de Philip Roth: Escolástico Fernández

23 comentarios:

V dijo...

Estoy absolutamente de acuerdo. Creo que estamos ante una de las cumbres de la literatura moderna. No se si atreverme a decir si es el más grande, pero desde luego es muy grande. Un observador de la naturaleza humana que luego no se limita a ilustrar. Va mucho más allá.Estamos ante un creador nato, de formas literarias exquisitas y de fondo riquísimo y complejo. Zuckerman encadenado es uno de mis libros de cabecera. Pero tu citas otros que están a igual altura. Que hombres como este necesiten reivindicación me alarma en cierto sentido, aunque bien mirado, todos los homenajes serán pocos.
Por cierto, la noticia que das como postdata me niego a admitirla. Ray Bradbury no morirá jamás. Un abrazo.

Madison dijo...

Coincido con todo lo que dices sobre Roth, lo primero que leí de él fue Patrimonio, me impresionó tanto su lectura que poco a poco he ido leyendo casi todos sus libros.
El, Malamud y Bellow, son tres de los mas grandes, inmensos.
Es un premio muy merecido
Un abrazo Juan.
Por ciero:
Esta noche de regreso a casa en la radio del coche han dado la noticia del fallecimiento de Bradbury.

Ha sido un día de emociones, la primera alegre por Roth, la segunda de tristeza por Bradbury

Marcos Callau dijo...

Será un placer recordar a Bradbury releyendo "Crónicas marcianas" Bendita excentricidad la que confiesas tener al comienzo del párrafo. De Philip Roth, todavía no me puedo pronunciar, Juan pero espero solucionar más temprano que tarde esa carencia. Un abrazo.

José Luis Martínez Clares dijo...

Una excentricidad deliciosa ésta que nos apresa.
La concesión de un premio siempre tiene un matiz injusto, porque alguien que lo merece se queda sin él. Pero en este caso ese matiz carece de importancia. Ya era hora.
Un abrazo

Myra dijo...

No he leído a Philip Roth. Sí he visto la adaptación de su "Mancha humana" llevada al cine y me gustó. Una película que pasó bastante desapercibida con un argumento muy bueno y sorpresivo, de esos que te tienen pegado a la butaca.
No quiero creer que se cumplan sus vaticinios de la victoria de la pantalla sobre la letra impresa. Si eso ocurre, mi tristeza será enorme. Por mi parte no voy a fomentar esa victoria.

Un beso

U-topia dijo...

Elegí regular porque leí "El lamento de Portnoy" hace nueve años y, aunque me gustó, no me incitó a leer más.

Tengo "La mancha humana" y lo adelantaré en la fila para leerlo pronto. Tomo nota de lo mejor para encontrarme con él.

Suelo estar desconectada de la TV y de la radio, así que no sabía de la concesión del premio ni de la muerte de Bradbury.

Besos!!

Pdt: por cierto, yo sí leo algunas cosas de las que lee todo el mundo y en algunas he encontrado calidad.
Pdt2: muy acertada la cita sobre la historia desde mi perspectiva de historiadora.

Anónimo dijo...

Tambien me ha alegrado mucho la concesión del Principe de Asturias a Philip Roth, uno de los grandes de este siglo sin duda. Me gustó tu homenaje. Un saludo

Juan Herrezuelo dijo...

V: Leí las novelas que componen “Zuckerman encadenado” cuando había leído ya todas las demás del ciclo “Zuck..”, y me encontré con que quien tantas veces había actuado como vehículo de la historia de otros, aparecía como centro de la narración: sus inicios como escritor, su éxito repentino y su primer gran bloqueo. Impagable. Enormemente brillante. Y naturalmente, Roth no necesita ni éste premio ni el de Estocolmo, que cada vez ha ido hundiéndose más en la irrelevancia. Pero encorajinaba año tras año ese absurdo no concedérselo... Un abrazo (Me he sacado la Gloria de Cassavets para este fin de semana).

Juan Herrezuelo dijo...

MADISON: “Patrimonio” encoje el corazón. Es un libro que te parte. Tengo una deuda con Bellow. Y respecto a Bradbury, al que leí por primera vez hace apenas unos meses -no soy un entusiasta de la ciencia ficción-, lo tengo ya como un narrador de referencia. Por cierto, que hoy he sabido que una copia digital de sus “Crónicas marcianas” fue enviada en el 2008 al planeta rojo. Me ha gustado saberlo.

Juan Herrezuelo dijo...

MARCOS: “Patrimonio” es un buen comienzo. No es una novela, sino la historia de la enfermedad y muerte de un padre, el de Roth. “Pastoral americana” aporta a la literatura uno de los mejores personajes del XX, el Sueco, que encarna el derrumbe del sueño americano. Abrazos.

Juan Herrezuelo dijo...

JOSE LUIS M. C. Leo hoy mismo que Bradbury vaticinó el regreso al papel en el 2025. Es una idea tan hermosa como las historias de Crónicas marcianas, y, como ellas, también ésta quedará del lado de la fantasía, me temo. Creo que cualquier premio a Roth jamás podrá resultar injusto para ningún otro escritor, y que un premio carecerá de credibilidad en tanto no le sea concedido antes que a nadie a Roth (aquí mi amigo Paco, que siempre me consideró radical en mis valoraciones, levantará una ceja). Un abrazo.

Juan Herrezuelo dijo...

MYRA: No habiendo leído la novela, seguramente “La mancha humana” me hubiera parecido una película estimable, muy bien interpretada (Hopkins, Harris y Kidman, no es un mal trío) y bien contada.
Para quienes hemos leído con pasión desde niños, el libro forma parte indisociable de este hábito. Es así y no hay otra, ¿verdad? Un beso

Juan Herrezuelo dijo...

LAURA V. A mi tampoco me gustó el Portnoy, o no lo leí en el momento adecuando, o la edición era poco atractiva. Pero "La mancha humana" me fascinó. Un beso.

Isidre Monés dijo...

Bradbury fué un genio indiscutible.
Sus genialidades lo parecian menos, porque sus visiones proféticas las hacíamos nuestras con tanta naturalidad que ya olvidábamos su autoría.
La persecución de la palabra escrita, ha llegado a ser un lugar común, "Crónicas Marcianas" un programa de televisión rompedor, pero de dudosa calidad media. "La caja tonta" un tópico descendiente de aquel "opio del pueblo" tan manido, pero quizas olvidamos que hace muuuuuchos años, en "El Peatón" un relato cortísimo, nos muestra una ciudad nocturna, terradora y desértica, donde el único peatón es detenido por sospechoso, al pasear en lugar de ver la tele como TODOS sus conciudadanos.
Juan, sigue teniendonos al día de este mundo de la cultura, antes que empiece a levantar sospechas... ¿que ya ha empezado...?

Juan Herrezuelo dijo...

ISIDRE: Me temo que sí, que la cultura ya levanta sospechas, salvo que se ciña escrupulosamente a eso que se llama ahora "sector económico". Por cierto, qué maravillosos dibujos podrías hacer con esas fascinantes "Crónicas marcianas" (no aquel dañino programa de la tele, el cielo lo confunda). Un abrazo.

abril en paris dijo...

Primero que nada ¡ qué gran retrato ! Mis felicitaciones al autor. No podias encabezar mejor ésta entrada y como vengo de otra "casa" en la que se habla de otro poeta ( maravilloso poéta Ängel González) te dejo éstos versos como comentario :

"Los muertos son egoistas:
hacen llorar y no les importa..
..insensibles ,distantes, tercos,frios,
con su insolencia y su silencio
no se dan cuenta de lo que deshacen.
Cuando el hombre se extinga,
cuando la estirpe humana al fin se acabe,
todo lo que ha creado
comenzará a agitarse
a ser de nuevo
a comportarse libremente
-como
los niños que se quedan
solos en su casa
cuando sus padres salen de noche."

Y ¿qué puedo yo añadir a ésto ?

Solo un beso, nada más Juan, un beso

Juan Herrezuelo dijo...

ABRIL: Con el retrato de Roth se completa la galería de maestros que me pintó mi padre: Julio, Scott, Albert y Philip. Me alegra que te guste, amiga. Un beso.

Beatriz dijo...

No he leído nada de Roth, tal vez sea imperdonable en vista de tu reseña con la que llegas a despertar mi inquietud por llegar a su lectura

Un error enmendables, verdad?.

Entre otras satisfacciones que me ha dado este medio(el del blogg) es el de ser consciente de cuantas cosas nos quedan aún por aprender. Y que siempre hay un maestro dispuesto para orientarnos

ethan dijo...

También prometo enmendar ese error y leer a Roth pronto. Así que "la Mancha Humana" es una buena elección para empezar ¿no?

Diana H. dijo...

Me has despertado el deseo de acercarme a Roth. Te iba a preguntar qué me aconsejás para empezar y en los comentarios encontré la respuesta. Ya mismo lo encargo.
Un abrazo.

Juan Herrezuelo dijo...

BEATRIZ, ETHAN, DIANA: Yo empecé con "La mancha humana", una novela que arranca con las nefastas consecuencias de lo políticamente correcto y que luego se extiende en las relaciones afectivas entre un hombre y una mujer distanciados por la edad, el nivel cultural y la clase social. Excelente.

El Doctor dijo...

Sin duda un escritor imprescindible.Mis obras favoritas de él son:El profesor del deseo y Humillación.

Un fuerte abrazo

Francisco Ortiz dijo...

Quizá es el más importante: no creo que haya ningún otro que concite tanta unanimidad en su valoración como grande, como maestro.