“He aquí una petición basada en toda mi experiencia: no seas mago, sé magia”
Leonard Cohen
BEAUTIFUL LOSERS
Hace unos años, más de los que me gusta recordar, indagué en la figura y la obra de Leonard Cohen con la intención de hacer más creíble un personaje que estaba inspirado en él. Escuché incesantemente sus canciones, leí un par de biografías, los poemarios La energía de los esclavos y La caja de las especias de la tierra, y una extraña novela titulada, en inglés, Beautiful Losers, un texto desbordante en el cual el innominado narrador principal parece incapaz de filtrar mediante la razón aquellos pensamientos que su inconsciente genera, de tal modo que éstos se hacen presentes atropelladamente, como empujándose y desmintiéndose y enfureciéndose los unos a los otros mientras tratan de pasar a través de una estrecha hendidura en la muralla que separa los sueños de la vigilia. Así podemos ver que es un “yo” atrapado en múltiples prisiones, interiores y exteriores: atrapado en un cuerpo feo que avariciosamente retiene las heces, y en un deseo sexual insatisfecho donde toda perversión busca acomodo, y en la certeza de lo mortalmente rutinario del vivir, de lo teñido de mediocridad que está todo; atrapado entre la santidad y la depravación, entre el pasado histórico que estudia, su propio pasado, sobrellevado como una carga (“todo este ayer dentro de mí”) y un presente hostil; entre la expiación y el delirio; entre la carne y el alma.
La concesión del Príncipe Asturias de las Letras (premio que, como el Nobel, sigue empeñado en su propia devaluación al eludir a Philip Roth) propiciará sin duda la reedición de esta novela, y acaso se haga con una traducción del título que no responde plenamente a su sentido original. Beautiful Losers pasó a ser, en Ediciones B, Los hermosos vencidos, y aceptando que, en efecto, la palabra ‘vencido’ es más bella al oído que la palabra ‘perdedor’, considero que ambas no son del todo equivalentes. Sobre un vencido se ejerce la acción de vencer: él es objeto y consecuencia de ella. El perdedor lo es, en el fondo, por sus propios medios, y aun cuando intervengan influencias externas resulta ser su confiada actitud, y no la falta de oposición, la que viene a inclinar la balanza en su contra. En el hecho de ser vencido se infiere una resistencia quebrantada; en perder hay una parte importante de azar y de infortunio. Al vencido se le asocia con la resignación o la amargura o el rencor; al perdedor con una nostalgia de lo que fue o de lo que pudo haber sido, con la melancolía, con una sutil incapacidad para asumir la nueva realidad, que seguirá siendo nueva aunque pase el tiempo: un perdedor vive en estado de presente, un perdedor es la Penélope de Serrat en su banco del andén. Y, en definitiva, ‘loser’ es un arquetipo, y como tal ha de ser entendido; de ahí que modestamente sugiera que -caso, como he dicho, de que se reeditara ahora la novela- se tradujera como Bellos perdedores o Hermosos perdedores (la traducción al catalán se titula Bells perdedors, por cierto).
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P. D. Permítanme ahora mostrarles a dónde conduce uno de los pasadizos de este Loser. Al otro lado encontrarán un lugar que llevo frecuentando discreta y atentamente desde hace años, Novela negra y cine negro. Si existe este otro espacio en el que nos encontramos ahora, junto a una imaginaria trampilla a punto de abrirse, es debido a la cordial insistencia de Francisco Ortiz. Una fraternal y a veces complicada amistad nos une de antiguo, y les invito a acompañarme a la presentación que hizo de mis últimos cuentos, no por los cumplidos que le dedica a quien esto escribe, sino por el hecho de que me honrase con tan hermoso texto. Es, pues, la gratitud y no la vanidad, la que me mueve a pedirles que me acompañen a una bitácora que conocen bien y desde mucho antes de que el Loser reabriese sus puertas. Vengan si quieren. Pueden traer sus copas. Novela negra y cine negro.
P. D. Permítanme ahora mostrarles a dónde conduce uno de los pasadizos de este Loser. Al otro lado encontrarán un lugar que llevo frecuentando discreta y atentamente desde hace años, Novela negra y cine negro. Si existe este otro espacio en el que nos encontramos ahora, junto a una imaginaria trampilla a punto de abrirse, es debido a la cordial insistencia de Francisco Ortiz. Una fraternal y a veces complicada amistad nos une de antiguo, y les invito a acompañarme a la presentación que hizo de mis últimos cuentos, no por los cumplidos que le dedica a quien esto escribe, sino por el hecho de que me honrase con tan hermoso texto. Es, pues, la gratitud y no la vanidad, la que me mueve a pedirles que me acompañen a una bitácora que conocen bien y desde mucho antes de que el Loser reabriese sus puertas. Vengan si quieren. Pueden traer sus copas. Novela negra y cine negro.
Fue quien esto escribe el que en justa reciprocidad presentó el pasado 19 de mayo su excelente libro de relatos Almería 66, con un texto ya publicado aquí. En la foto, de izquierda a derecha, Francisco Ortiz, el escritor y director del Instituto de Estudios Almerienses Miguel Naveros y yo. El acto, como no podía ser de otro modo, estuvo cargado de emotividad, pues el viejo sueño de publicar juntos se veía cumplido. A la espera, el tercer libro de una trilogía tertuliana: el camarada poeta a punto de cruzar el alambre.
Presentación de Almería 66 |
La portada de Beautiful Losers pertenece a la edición canadiense en Emblem Editions
15 comentarios:
En el perdedor efectivamente siempre hay una especie de renuncia, de nostágia y la idea romántica que suele acompañarle la poesia o la prosa que tan bien manejais los escritores. No es cierto que todo vaya para el ganador..no siempre al menos.
Me gusta oir como recita sus canciones Leonard Cohen pero no le he leido. Me cuesta seguirle pero tiene algo misterioso que atrapa.
Me deslizaré por ese pasadizo que nos recomiendas...¿ alli hay 'perdedores' o solo románticos ?
Un beso. :-)
Hola, Juan. Totalmente de acuerdo. No es lo mismo ser perdedor que vencedor. Qué perdedora tan maravillosa fue Penélope..
He leído a tu amigo Francisco. Se nota que te conoce muy bien y además, en lo poco que yo te he leído, me parece muy acertado lo que comenta sobre que eres un gran narrador. Tus palabras llegan, son fáciles de leer, no llevan envoltorios grandilocuentes. Espero
que entiendas a lo que me refiero, la palabra no es lo mío...
Sin haber leído tu libro "Pasadizos", creo que coincidiría también con él en sentir cierta predilección por el relato titulado " Tempus fugit". Además de que me gusta el título porque esa cita la hago muchas veces mía, nombra esa frase de la peli de Garci, que creo recordar pertenece a Asignatura Pendiente, y con la que no puedo estar más de acuerdo. Muchas veces el problema entre las parejas no es que falte el amor, es que no se ha sabido amar.
Enhorabuena por tu nuevo hijo, digo libro..
Un beso
Ha sido excelente y necesaria tu acalaración sobre el término "perdedor" No sé mucho de Leonard Cohen pero me parece una figura muy atractiva para indagar en ella. Lo haré. Ahora paso a ver lo que comentas de Francisco Ortiz. un abrazo, Juan.
ABRIL: A mí también me gusta mucho más escuchar que leer a Leonard Cohen. Fíjate que hubiera preferido no conocer la traducción completa de Suzanne para seguir imaginándome mi propia historia “near the river”.
A ambos lados del pasadizo hay, me temo, un par de romantic losers. Pero, shhhs, esto es entre tú y yo.
Un beso.
MYRA.
La palabra es de quienes la usan con los sentimientos por delante, como haces tú en tu Pentimento, no de quienes la usurpan para tratar de vendernos algo que no necesitamos. No sé a qué película de mi admirado Garci te refieres. Si la frase es ésta: “tú me querías, yo te quería, pero nos queríamos mal”, es de “Asignatura aprobada”, que desgraciadamente no es posible encontrar en ningún sitio.
Gracias miles.
MARCOS: Bueno, no es lo mismo un perdedor que aspiraba a ser un ganador que un perdedor que anhelaba cumplir un sueño: el primero tiene algo de patético; es con el segundo con el que se crean los buenos personajes. Cohen tiene una biografía interesante, más o menos como todos cuantos han vivido una parte importante de la historia de la música desde dentro. Un gran abrazo.
Me gusta el viejo Cohen en todos sus aspectos;como poeta,como cantante,como novelista y su posición ante la vida.Hubo un tiempo que cuando descubría mis primeras armas en una vieja habitación repleta de libros y mucho humo de cigarrillos,ponía uno de sus discos.Él incitaba a conquistar Manhattan y yo esos adjetivos huidizos.También tenía a Josep Pla,que decía que fumaba para encontrar adjetivos.Ay,fueron unos tiempos de hambre,de miseria,pero creo que jamás me sentí tan bien.
Un fuerte abrazo,amigo.
Esperemos que esa publicación de L.Cohen se produzca. Mientras tanto, he disfrutado de tu texto y excelente narrativa, Juan. Siempre es un placer leerte.
Entrañable la presentación de Francisco Ortiz a tus cuentos. Comparto su admiración.
Un beso y buen fin de semana, Juan.
Recorrer tus pasadizos nos lleva siempre a interesantes descubrimientos. Más que buscar la salida, nos apasiona volver sobre nuestros pasos y perdernos sin sentirnos "perdedores ni perdidos". Por lo que se refiere a Cohen, conservo una vieja edición de sus Poemas escogidos, editada por Plaza & Janes en 1972, fecha a la que se remontan mis primeras lecturas cohenianas, a las que he vuelto con frecuencia y hoy otra vez, estimulado por tu espléndido artículo. También he leído hoy mismo en Babelia el que le dedica Carlos Boyero, muy recomendable.
Un abrazo, Juan.
FRANCISCO: También Cohen habló de sus tiempos bohemios, de cuando, dijo, leía poesía como si se tratara de un plan, para tomar conciencia de la auténtica vida. Reconozco que llegué a respetar tanto a este buen judío canadiense que hubo un tiempo que me dije que eso del budismo tenía que ser algo estupendo, que debía de colmarte de serenidad y todo eso. E hice un poco como Woody Allen en “Hanna y sus hermanas”, cuando en una crisis existencial quiso hacerse católico y llegó a casa con una bolsa de la que fue sacando pan, mermelada –no sé qué cosas- un crucifijo, esto, lo otro. Yo leí libros de filosofía budista, como si con ello estuviera allanando el camino hacia la paz conmigo mismo… Pero cosas así nunca suceden...Con uno mismo se está en permanente conflicto: se fuma mucho para encontrar algunos adjetivos y para matar otros… Un abrazo grande.
MARISA: Estoy casi seguro que Ediciones B, si conserva los derechos, querrá ponerla en los escaparates lo antes posible. Mi amigo Ortiz -Paco o Steve, según si nos sentimos él y yo o los siete magníficos en dos-, es un gran escritor y un excelente lector y crítico, muy perspicaz. Qué gran talento se están perdiendo los suplementos literarios de este país. Un beso.
MIGUEL: Una de las mayores ventajas que tiene este medio o formato es la inmediatez con la que pueden compartirse hallazgos, abrir pasajes hasta ellos, esperar que se bifurquen y se extiendan como galerías del metro.
Necesitaría conocer perfectamente el inglés para leer a Cohen sin intermediarios, como Cortázar aprendió alemán para leer a Rilke y a Heine. Y me refiero a leer a Cohen en inglés, no hacer mi propia traducción, porque tengo para mí que si la poesía es sonido con palabras nunca podrá haber una buena traducción de un poema. Un abrazo.
Te leo y disfuto cada uno de tus relatos, adentrarme en esos caminos donde nos conduces y visualizar más allá de tus palabras...
Gracias por la recomendación del libro de Cohen, trataré de conseguirlo. En cuanto a los perdedores, conllevan una mística, una porfía, una falta de renunciamiento a veces que son más que interesante escribir sobre ellos. Un grande de estos lados escribió mucho a los perdedores: Osvaldo Soriano. Pero no solo para la literatura es interesante aquel que pierde, si es cierta esta logica de perdedores y ganadores.También para la vida: perder conlleva experiencia, levantarse de nuevo, amplitud de conceptos y, sobre todo, volver a intentarlo.
Abrazo desde la Patagonia
Gracias a vosotros por pasar, LARA, HORACIO, y por vuestras palabras, y por traer aquí el recuerdo de aquel triste, solitario y final.
Apreciado Juan: Cuando joven (tengo 68) hice todo lo posible por aprender, catalogar, dominar lo que escuchaba en la música selecta. Conocer épocas, formas y sus motivos, cómo vivieron sus compositores... pero me quedé en el camino. Lo único que puedo decir de verdad que algunos me suben mostrándome el mundo; otros, me hacen llorar emocionado. Lo mismo con la lectura: tomo un autor y lo releo pero nunca me he dado un sendero por el cual camine y sude, trote, me canse o ría. Sólo abro un libro y si me toca esas cuerdas íntimas que me produzcan un melodía me quedo leyéndolo... Es probable que sea un perdedor del que tú hablas. Gracias.
Me gusta mucho Cohen, curioso que en Canadá no es para nada popular. En cualquier caso, y respecto al premio, creo que hay muchos antes para dárselo. Pero el Principe de Asturias busca la foto con "alguien" antes que nada. En eso se ha convertido, a mi entender siempre muy limitado. Me gustó tu bitácora y voy a volver. Y voy a leerte en papel si puedo...
Muchas gracias por seguirme amigo. Muy amable de tu parte.Un gusto visitarte.
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