Ahora bien, para ellos lo realmente importante ocurrió la víspera, cuando tres jóvenes de cuarenta y algunos se convirtieron durante todo un día en tres jóvenes de veintitantos. Aquel fin de semana que no olvidarían en mucho tiempo, tal vez nunca, empezó para el más alto de ellos como dilatado paisaje tras la ventanilla de un tren, se hizo abrazos bajo la marquesina de la estación y luego Granada al sol, y sol y sol y sol, casi un destierro de cantar de gesta en manuelmachadiana pluma, al reencuentro, con tres de los suyos, polvo sudor y hierro, la tertulia pasea, once horas y media de conversación que era también otro paisaje, verbal, largo, itinerante. Nada menos que dieciocho vueltas le tuvo que dar la Tierra al Sol que los abrasaba para que tal cosa pudiera ocurrir de nuevo: el día del sombrero que no fue (no encontraron el adecuado en ningún sitio), del copón de cerveza helada, bendita ella entre todas las cervezas, del cigarrillo recogido del suelo y a esto hemos llegado los que no acabamos de dejarlo del todo se excusó el adicto, de la librería donde curiosear a seis manos títulos propios y ajenos, del “anciano busca piso para compartir” (aquella cuartilla en una farola y los tres allí clavados), de la tetería donde se plantearon otras bitácoras posibles, de esa Gran Vía esquina con Robert Frank que era el campo de operaciones del cazador de imágenes, del agua en cualquier parte, agua fría, en botella grande y a morro, por la calle, un pásamela entre camaradas, de la foto que no resultó del todo nítida, posando los tres no con espada desenvainada sino con bolsa de librería, y el día que se fue acabando como todos los días, la boca tan seca que cualquiera de ellos hubiera podido escupir algodón, como decían en una película de Marilyn Monroe... Y entonces despedida con perrita en aquella calle de barrio obrero donde vivía uno de ellos, y luego coche y noche y autovía para los otros dos, la pericia del viajante trazando suavemente cada curva en la oscuridad, y finalmente el hasta pronto, espero, ante el portal... Al día siguiente Andrés Iniesta metió un gol al borde un ataque de nervios, dónde estabas tú el día que ganamos el Mundial, qué locura, viejo, qué locura infinita, qué cantidad de páginas impresas, qué triunfo unánime nacional eterno, aunque no para ellos tres, cada cual de nuevo en su rutina, no más allá del tercer día de la Victoria, al menos, y lo que realmente recuerda ahora el más alto de ellos, en este instante en que catorce meses después se apoya en la barra de un local imaginario, es lo otro, es la víspera, el reencuentro, lo que no escribirá nadie, o sí, él mismo, por ejemplo, cuando acaben de cantar en riguroso YouTube estos chicos, ¿cómo dices que se llaman? ¿Beatles? ¿Los Beatles? Chissst, que ya empiezan y es con un himno de aquí o casi, tú sabes.... Ok, lo dejo estar, lo dejo estar...
32 comentarios:
La canción de los Beatles te viene estupenda para el blog, es una de mis preferidas, me sorprendo muchas mañanas bajo la ducha cantando el estribillo.
El día del Mundial casi me cargo el ventilador del techo cuando marcó el chico con cara de no haber tomado el sol en meses.
Saludos!
Me has llevado a mi Granada en la víspera del gol de Iniesta. Impagable. Abrazos.
Nada importa más que esa entrañable sucesión de recuerdos en un reeencuentro.Imágenes, sonidos lugares que se suceden y que dejan en stan by el presente. Aquello que fue, que perdura y que aún nos emociona, a veces, aletarga el ahora. Aunque sea ¡Un gol de Iniesta !
Buenísimo Juan-
Un abrazo
Y va de amigos.. ¡ qué impaciencia nos lleva a dejarles ir y que emoción el reencontrarles..!
Oye ¿éstos chicos que cantan ? ¿cuánto sabian de amigos y de experiencias compartidas ?.. Para mi que perdedores no son...jeje
Qué bien escogido el tema y que emoción en el relato..puedo sentir el calor y la sed, lo mismo que recuerdo el grito unánime ante el gol de Iniesta.
Un beso para una tarde de recuerdos.
imagenes de un mundo tan lejano y que sin embargo se deja mirar a través de estas ventanillas que son como las de un tren que avanza...
Hola, Juan. Qué emoción guardan esos reencuentros, muchas veces demasiado alejados en el tiempo. Qué bonitas son las vísperas imaginando, planeando, recordando..
Y qué bonito lo has contado tú.
Los Beatles pusieron la banda sonora a muchas reuniones de amigos de los que ya peinamos más de una cana..
Un beso
ETHAN: Bueno, ahí sí que los Beatles te enseñan cómo ponerle una sonrisa a tu condición de perdedor, y para la ducha resulta mucho más fresco que La donna e mobile, llevas razón. Lo probaré. Aquel minuto de nuestras vidas en que el balón encontró el fondo de la portería holandesa todos fuimos winners. Algunos hacía mucho, mucho tiempo que no teníamos esa sensación. Saludos.
JOSÉ MARÍA M.C. : Tú mi nuestra Granada, ciudad perfecta para tertuliar caminando. Un abrazo.
BEATRIZ: No son muchas las ocasiones en que uno tiene la certeza de que aquello que está viviendo será recordado siempre como una ocasión referencial. Estos tres jóvenes maduritos del relato, que acaso hayan repetido encuentro hace poco y en el mismo escenario, posiblemente lo sintieron así. Un abrazo.
ABRIL: Ya ves, al final la clave está en los friends. Friends reencontrados, cómplices, infatigables en la conversación. Y uno tiene la impresión de que Paul, John, George y Ringo fueron un día como los seis del Central Perk, pero más gamberros, ¿verdad? Un beso.
ROCHITAS: A través de las ventanillas de un tren, lo lejano cambia mucho más lentamente que lo próximo, al menos ésa es la percepción. Cuestión de perspectiva, supongo. Un abrazo (o Je vous embrasse, más o menos).
MYRA: Abril y tú utilizáis la misma palabra para acompañar a "reencuentro": emoción, y es exactamente la primera que a mí se me viene siempre a la cabeza, de manera instintiva, y ningún reencuentro tan emocionante como aquél que ya no se esperaba, y ninguno tan triste en sus últimos minutos como aquél que tardará mucho en repetirse. Un beso.
Hace unos días, paseando por Youtube,me topé con los cuatro de Liverpol y con su I'm a Loser y ,¡cómo no!, me acordé de mi amigo Juan Herrezuelo.Pronto han llegado hasta aquí con esta evocadora historia de amistad y recuerdos. The Beatles for ever. Gran río, gran río...
Un abrazo
Muy bien escrito, tampoco es que la mundanidad nos hace menos que otros seres humanos, al final no hay más mundo que el que uno tiene enfrente, al menos psicológicamente. Por ejemplo en mi caso el fútbol no me interesa, ese gol no existe desde mi vista, y no quito que a muchos les haga feliz, es solo que la felicidad es amplia, a eso me refiero, al final es nuestra voluntad. Todos son perspectivas, pero en eso está nuestra libertad. Y también quería decirte que me gustaría fraternizar más contigo, por su puesto no hay obligaciones pero que mejor que proponer algo que a uno le gustaría, compartir, a ver si te animas a hacerte seguidor de mi espacio y yo del tuyo. Un abrazo.
Mario.
Qué sería de nuestro presente sin la bocanada fresca de nuestros recuerdos... eliminados unos por sobrevivencia, acrecentados otros por megavivencia, inventados otros por microvivencia...
No me gusta el fútbol, querido Juan, de esos no tengo...
Siempre un placer leerte.
Un fuerte abrazo.
MARIO: Comparto tu desinterés por el fútbol, aunque no de manera tan absoluta que no me permita disfrutar cada cuatro años de la fase final del Mundial, más por razones de oportunidad histórica que deportivas. Eso sí, como en el caso de los tres personajes del relato, mi entusiasmo por la victoria mundialista, que lo hubo, duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rock.
Me gusta la efervescencia cinematográfica de tus nenúfares, y por supuesto que frecuentaré tu estupendo estanque virtual. Eso sí, intenté hacerme seguidor y no encontré un modo que me fuera accesible. Un abrazo fraterno.
Qué locura de relato, maestro. O comento mencionando la canción, o mis entenderas se quedan cortas para tan hermosa maraña literaria.
Recibo en mi correo varios comentarios a esta entrada que extrañamente no han llegado hasta aquí. Los transcribo con el pudor de tener que ser uno mismo quien da cuenta de las halagüeñas opiniones que le merece a los amigos, pero impulsado por el afecto y la gratitud:
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MIGUEL COBO, de RIOGRAFÍA, escribió: ”Hace unos días, paseando por Youtube, me topé con los cuatro de Liverpool y con su I'm a Loser y ,¡cómo no!, me acordé de mi amigo Juan Herrezuelo. Pronto han llegado hasta aquí con esta evocadora historia de amistad y recuerdos. The Beatles for ever. Gran río, gran río...
Un abrazo “
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MARISA, de EL ESPEJO DE LA LUNA, escribió: “Qué sería de nuestro presente sin la bocanada fresca de nuestros recuerdos... eliminados unos por sobrevivencia, acrecentados otros por megavivencia, inventados otros por microvivencia...
No me gusta el fútbol, querido Juan, de esos no tengo...
Siempre un placer leerte.
Un fuerte abrazo.”
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RAÚL ARIZA, de EL ALMA DIFUSA: “Qué locura de relato, maestro. O comento mencionando la canción, o mis entenderas se quedan cortas para tan hermosa maraña literaria.”
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La ventana de comentarios no permite enlazar de vuestros nombres a vuestras bitácoras, tan queridas ya para mí como bienvenidas y apreciadas son siempre vuestras palabras en esta otra. Un abrazo fuerte para los tres.
La banda sonora de nuestra vida.Y siempre a destiempo,pero auténtica.Recuerdo cuando era niño en mi casa había una radio de esas de madera y mi madre sintonizaba un programa que emitía únicamente canciones españolas de los años cuarenta;Tatuaje,Perfídia,Dos gardenias para tí,en fin,nada que ver con mi tiempo,pero mi madre,mientras fregaba los platos con un viejo delantal cantaba todas esas canciones,quizá,para despistar la vida que le tocó vivir.Entonces,a veces,me cogía por los brazos y nos poníamos a bailar.
Qué nostálgicos estamos hoy.
Un fuerte abrazo,amigo.
Oui, oui je t´embrasse ou bien je vous embrasse. Très bien.
Me quedé pensando en eso que todos sabemos pero que yo al menos nunca le había puesto letras: lo de las imagenes que tardan más en desaparecer, que cambian más lentamente que las próximas.
Con respecto a sus correos, ni lo dude. No sabe las veces que especialmente en el laberinto todos los comentarios los recibo o en facebook, o por mail o lo que es peor por el chat y otros cuando te ven personalmente te hacen una devolución de todo lo que vienen leyendo.
No tolero que quien lee no deje huella. Adoro saber quien participó.
Y también creo que como estos son espacios que se enriquecen con el aporte del otro, no hacer la referencia misma en el lugar exacto, no hace más que restar.
A bientôt!
Me toma por completo el tema, como verá.
Así que dele para adelante con el copipasteo.
me lo he leido de un tirón, tan deprisa que he vuelto a repetir, ahora a un ritmo que permita disfrutar de cada sensación. Y eso que no soy fan de los de Liverpool. Pero da igual, el recorrido es excelente. Enhorabuena y un saludo.
Gracias por tremendo relato. "once horas y media de conversación que era también otro paisaje, verbal, largo, itinerante", excelente. Me recuerda a las charlas con amigos que hace tiempo que no veo, pero cuando nos vemos es como si no hubiese pasado el tiempo, y nos reconocemos en gestos, bromas, miradas, bebida y largas tertulias.
Abrazo enorme
Perfecta la canción que esta vez ilustra estas vivencias con las que nos obsequias. Y qué día aquel que Iniesta nos hizo campeones del mundo!
Qué ritmo, Juan, arrasador, al punto de sentirme parte del grupo (aunque no suena que admitiría mujeres) y estar oliendo esos libros recién salidos de la librería y saboreando esa cerveza al ritmo de los Fab Four... y recordar, haciendo un esfuerzo un tanto más exigido de la memoria, el gusto que deja el triunfo en un Mundial (que también lo he experimentado...), aunque no sea seguidora del fútbol.
Un abrazo, adorable Loser...
FRANCISCO MACHUCA: qué bella imagen la de el niño que es tomado de repente por su madre y juntos improvisan un baile. Pertenezco a esa generación en que las tardes eran tu madre cosiendo con la radio encendida: radionovelas, Elena Francis o viejas canciones. “Tatuaje” es una obra maestra: aquel tipo alto y rubio como la cerveza reapareció años después en Barcelona, en una historia de Calvalho. También recuerdo una canción de Machín, "Envidia", donde decían algo que me impresionó mucho de niño: "Y mira si es grande mi amor que cuando digo tu nombre tengo envidia de mi voz". Ay. Abrazos.
ROSSINA: Ocurre con los recuerdos y también con los lugares que a uno le gustaría visitar, que pensamos que no se ven afectados por el paso del tiempo en la medida en que se ve afectado aquél en el que vivimos... Y uno llega a Roma, pongamos por caso, y la ciudad actual nada tiene que ver con la deseada desde hace tanto. Un saludo.
V. Llevo un tiempo “experimentando” (qué palabra más pomposa) con ese tipo de prosa torrencial, intentando que el lector se deje llevar, e incluso que lea más de una vez el texto, como ocurre con un poema. Gracias y saludos.
HORACIO: Ésa es la sensación, casi milagrosa: qué no habrá de complicidad entre dos o más personas para que tras una larguísima separación las palabras surjan prontas y como continuación inmediata de las tan lejanas. Un fuerte abrazo.
MARCOS: Estoy topándome con varias canciones con Loser dentro, o con cierto aire a perdedor, que no conocía, y algunas son estupendas (otras no tanto). A ver si las voy dando salida. Abrazos.
LUZDEANA: Bueno, sí que admitiría mujeres, sin duda, y la complicidad sería la misma, y el placer de recorrer una ciudad portando un libro recién comprado que será para siempre el que compramos aquel preciso día... En cuanto al fútbol, tengo muy presente unas líneas de una canción de Calamaro: Me parece que soy de la quinta que vio el Mundial setenta y ocho... Y es que al final, con el paso del tiempo, algo así se convierte en un referente biográfico más que deportivo. Muchas gracias por tus palabras, amiga, y un abrazo.
Juan, ante tu texto lo primero que he sentido es admiración. Me parece todo un ejercicio de estilo impecable. No es coba. Lo he leído dos veces y el ritmo te arrastra con una eficacia envidiable. Gran paseo, gran recorrido, gran evocación. Un abrazo.
MIGUEL: Gracias por tus palabras. Creo que en un relato tan breve el ritmo es muy importante. Yo sigo recorriendo tus pequeños placeres con un inmenso placer. Un abrazo.
No sé por qué razón fui esta vez a la estación suipacha y tengo en el botón derecho copipasteado su mail para ir a retarlo por la ausencia de comments, y además porque no veía post anteriores...
Ahora entiendo que es un nuevo espacio, en el que optó por no feedback.
Lo felicitaba por el desequilibrio permanente y agónico con el que define la urgencia...
A mí tampoco me gsutó la pregunta "es solo" pero había tantíssimas otras que no me gustaban del desaparecido periodista. Todos somos solos, o acaso por un otro pasamos a ser más...
Esa Estación Suipacha, que fue programa de radio hace ya mucho tiempo, cuando éramos jóvenes y crédulos, es un proyecto entre cuatro en el que, es cierto, hemos optado por el correo y no por los comentarios, un poco para facilitar la lectura más reposada de los textos. Esa primera entrada es del camarada poeta, José Luis Campos. Habrá juegos en la bitácora.
No si conoces (soy tuteador compulsivo, Rochitas) las entrevistas que en España le hizo a Borges el excelente periodista Joaquin Soler Serrano en los setenta. Creo que está en Internet, como juraría que también está una antológica a Cortázar.
Un saludo.
Capaz que hablamos del mismo entrevistador, si así fuese la vi y no completa hace un año. No he visto la de Cortazar y sí la de Onetti.
Estaba muy bueno el texto del suipachense :p
Cuando me inauguré mi primer blog, el amarillo hace 6 años atrás, el código era no tutearse jamás, y remitirnos al texto y nada de "cómo estás, abrazos, buen fin de semana, etc", luego la gente varió, ese detalle se salteó y yo me lo quedé internalizado, pero en mi día a día hay muy pocas
personas que no tutee...
Qué lindo relato, tanta memoria. Y yo sentí que estaba ahí.
Y los adorados Beatles.
Abrazos fuertes.
Buen artículo. Soy un admirador de este grupo musical, me trae gratos recuerdos, gracias por compartirlos con nosotros. Siempre es un placer pasar por aquí. Excelente espacio.
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