Es sobradamente conocida la visita que los Beatles realizaron a España en 1965 para actuar en dos conciertos, uno en Madrid y otro en Barcelona, que muy a pesar del régimen franquista constituyeron un hito musical y sociológico cuyo verdadero alcance no se supo hasta tiempo después. Les hemos visto a los cuatro descendiendo en blanco y negro las escalerillas del avión, mascando chicle o tocados con monteras taurinas, según el aeropuerto; les hemos visto firmar unos toneles de vino de Jerez, y en medio de las apreturas de una rueda de prensa multitudinaria, y hemos visto a las yeyés bailando en las gradas de Las Ventas, y a John Lennon salir al escenario con un sombrero cordobés. Sin embargo, cuando al año siguiente Lennon regresó a nuestro país para rodar en Almería la película Cómo gané la guerra, una sátira antibelicista dirigida por Richard Lester, su presencia no provocó ya revuelo alguno, y durante años y años no hubo nadie que se interesara por los detalles de cómo trascurrió su estancia en esta ciudad.
Adolfo, que nació -como quien esto escribe- aquel 1966, lleva más de quince años hablando y escribiendo apasionadamente sobre esta historia, a la vez que ha seguido investigándola con creciente fascinación, de ahí que el magnífico libro que acaba de publicar, Juan & John. El profesor y Lennon en Almería para siempre (Edit. Círculo Rojo), sea, según sus propias palabras, no sólo una crónica histórico-periodística y un ensayo, sino también una autobiografía, la suya. Y es que la única manera que tenía de conseguir que se le diera importancia a aquel breve periodo que Lennon pasó en Almería era dedicar una parte de su vida a demostrar que dicha importancia trascendía lo local y lo anecdótico, y que merecía ocupar un lugar destacado en la historia de la música.
No cabe aquí, lógicamente, ni una pequeña parte de lo
que el libro de J. Adolfo Iglesias contiene, una obra veraz, amena, emotiva,
sorprendente, resultado de meticulosas indagaciones y de una ilimitada
admiración y ternura por los personajes reales que desfilan por sus páginas.
Baste decir que el autor, beatlemaniaco confeso, empezó a tirar del hilo de
esta historia entonces desconocida cuando en 1995 supo que una de las mejores y
más sugestivas canciones de la mítica banda británica, Strawberry Fields Forever, había sido escrita en Almería. Descubrió
que el lugar donde la compuso, la Finca Santa Isabel, era una casona del siglo
XIX que en los años sesenta estaba apartada de la ciudad y rodeada de balsas de
riego y palmeras, entre cuyas paredes Cynthia Lennon, primera mujer del músico,
sentía la presencia de espíritus, y a la que acudió Ringo Starr para celebrar
la fiesta del vigesimosexto cumpleaños de John. Comprobó que la casa era en los
noventa casi una ruina que milagrosamente había sobrevivido a la especulación
inmobiliaria pero alrededor de la cual, ceñidas a sus muros, crecían ahora
varias promociones de viviendas adosadas. Averiguó que el primer golpe de inspiración
para componer la canción había surgido de la semejanza entre la verja de
entrada a la Finca Santa Isabel y la verja de un orfanato que Lennon conoció en
su infancia, próximo a su casa, llamado así, Strawberry Fields: Campos de Fresa.
Fue sabiendo Adolfo más y más datos, poniéndole nombre a personas que trataron en
Almería al músico y buscándoles para entrevistarse con ellos, así hasta dar con
el verdadero corazón de toda la historia, la parte más querida para él: la
existencia de un profesor de Cartagena, llamado Juan Carrión, que en los
sesenta enseñaba inglés a sus alumnos ayudándose de las canciones de los
Beatles, cuyas letras trascribía de oído.
J. Adolfo Iglesias y Juan Carrión (foto: EFE)
No he visto la película de David Trueba, Vivir es fácil con los ojos cerrados, y
no puedo por tanto saber cuánto se aparta de los hechos reales que Javier Adolfo
Iglesias tuvo ocasión de contarle; a saber: que cuando Juan Carrión tuvo
noticia de que John Lennon estaba en la cercana Almería no dudó en ponerse en
camino, que llegó en autocar, solo, que tardó una semana en conseguir una cita
con el cantante y que se retrasó porque no supo encontrar el lugar en el que habían quedado;
que le mostró al músico los textos de las canciones tal cual los había
transcrito, para que los corrigiera y completara, y que Lennon, que usaba por
primera vez unas gafas de montura redonda como parte de la caracterización de su
personaje en la película, se puso a la tarea de buen grado, complacido de que
los chavales españoles aprendieran inglés a partir de sus textos; que Juan le sugirió
que los discos de la banda deberían incluir las letras de las canciones, y que
John estuvo de acuerdo, de manera que su siguiente álbum, ni más ni menos que
el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band,
apareció ya con las letras impresas en su funda, siendo el primero en la
historia del pop-rock en que tal cosa sucede. Esto se repitió en los otros cinco discos
que aún publicarían los Beatles.
Así es como queriendo saber más sobre John, un famoso cantante y
compositor británico, Adolfo Iglesias se encontró con Juan, un vitalista hombre
que a sus noventa años sigue hoy enseñando inglés, ahora a los ancianos de la
residencia donde vive, la mayoría de los cuales son más jóvenes que él. Después
de tan arduo proceso de investigación, el empeño de Adolfo es ahora, sobre
todo, dar a conocer la figura de Juan Carrión, a quien le une una entrañable
amistad.
Esta sería una grabación de Strawberry Fields Forever realizada por el propio Lennon en Almería, en 1966 (cuentan los que saben la historia que la grabó en el cuarto de baño de la Finca Santa Isabel)
Y aunque al parecer hay muchas versiones, así sonaba la canción en el álbum Magical Mystery Tour:
16 comentarios:
He oído de la historia, en Almeria la cuentan muchos. Este verano me hice una fotografía junto al Lennon de la estatua almeriense; y me apetece ver la cinta de Trueba. Me gusta lo que están haciendo en las calles de Almeria con el cine, incluso tienen ya sus estrellas en el pavimento.
Un abrazo!
Este verano estuve por tu tierra, creo que ya te lo comenté, concretamente en Carboneras, además de otros pueblitos preciosos, y antes de ir busqué información por internet y es cuando descubrí la historia de la visita de Lennon. Supe entonces que había compuesto allí su Straberry fields forever, yo leí que fue en el mismo Carboneras, y que mucha de la inspiración le vino a raíz de las sofovantes tardes estivales de esa tierra. Desconocía lo de esa finca y su orfanato, me pega más esta historia, la verdad.
Muy bonita la historia del profesor Carrión.
Un beso
La película de David Trueba me gustó mucho y la comenté por aquí http://cdecine.blogspot.com.es/2013/11/vivir-es-facil-con-los-ojos-cerrados.html
No tenía ni idea de la existencia del libro pero voy a ver si lo consigo y lo leo.
No sé por qué pero esta historia me conmueve. Tal vez contribuya la manera en que tú lo cuentas. Desde luego, emociona esa cadena de coincidencias que culmina en el encuentro con el viejo maestro. La vida sin aditivos, legendaria en su sencillez. Abrazos
Ya lo creoq ue tuvo importancia esa estancia en Almería del genio de Lennon. Tengo ganas de leer el libro de J. Adolfo Iglesias, muchas más ganas que de ver la película. Abrazos Juan.
Este magnífico texto me llega muy hondo, amigo Juan, no solo por lo que cuentas aquí sino por sus derivaciones en nuestra historia real y la ficticia. Cando los Beatles actuaron en Barcelona, tanto la crítica como todos los medios de comunicación de aquella época coincidieron que en estadio donde actuaron estos maravillosos chicos no estaba lleno y que no fue para tanto. Precisamente tengo un amigo de cierta edad que estuvo allí, es más, todavía conserva la entrada que la tiene enmarcada en el comedor de su casa. Me dijo que estaba a rebosar y que se quedaron unos cuantos miles en la calle. Si él no me hubiese dicho esta evidencia uno lo sabría igual, por dios, que los Beatles dejan vacío un estadio, eso no se lo cree ni Franco, el gran manipulador. Bienvenido, míster Marshall. Me conmueve estas historias donde la España cerrada y gris tenía que ver el mundo exterior a hurtadillas en el cine, en las películas con los besos robados del censor, con los libros comprados en las traseras de las librerías, conspirando sueños irrealizados en los cafés literarios, en las portadas censurados de los primeros Rollings Stones, este profesor en los parajes fordianos de España para ver en persona a ese poeta asesinado en una esquina. Esquinada España que años atrás tuvo que enfrentarse al otro asesinato de nuestro mejor poeta Federico García Lorca. Gran texto, amigo, otra coincidencia de emoción. Por cierto, la película de Trueba es magnífica. Ya sabes, los años bárbaros.
Un fuerte abrazo.
Estas historias reales son las que nos permiten conocer a las gentes que sufrían una España oficial llena de grisura y represión.
Y olé por esos profes de secundaria que tan cuestionados son desde el poder y que, la mayoría, han permitido siempre un soplo de libertad y conocimientos entre los adolescentes de nuestro país.
Un abrazo!!
Pdt: sabía la historia por la película, pero tú lo cuentas mucho mejor :)
¡Qué historia tan bonita! Tengo que hacerme con ese libro, Juan. Y qué bien suenan esos acordes de guitarra tan sin pulir..¡qué grande puede ser la gente contando historias 'pequeñas' que se agrandan a nuestros ojos !.
Tampoco he visto la película de Trueba. Otra que me apunto.
¡Que tomen nota aquellos que manejan la educación como si fuera un asunto menor!
Un beso
P.D. Me confieso beatlemaniaca :-)
Es que la anécdota, que como tu bien dices bien pudo quedar en eso, se eleva por el hecho de que desde luego por Almería pasó por fin un auténtico cowboy de la guitarra, la melodía y la palabra.
Y no creo que sirva solo para seguidores de Lennon. Va mucho más allá de la simple mitomanía.
No he visto tampoco la película de Trueba. Cuando me quise dar cuenta ya no estaba.
Muy interesante toda la pericpecia. Y que distintas ambas versiones. Un abrazo
ETHAN y MYRA: me alegra haberos tenido tan cerca este verano. Ya veis hasta dónde ha llegado al final esta historia: los dos la conocíais, no por la peli de Trueba, sino por vuestra visita a Almería. La estatua de Lennon tuvieron que cambiarla varias veces de sitio porque los vándalos se cebaban con ella. Lo de las estrellas en una calle es una buena idea que llegó tarde, porque antes de poner la primera habían pasado a recoger su premio “Almería Tierra de Cine” gente como Faye Dunawey, Claudia Cardinale, Ernest Borgnine, Elli Wallace o Richard Lester, que hubieran podido descubrir también la suya.
MYRA: en Carboneras, en la playa, le hicieron una foto muy bonita: Lennon sentado en la arena y un niño frente a él, convencido de que era un soldado extraño.
XALONS: Esperaré a verla en DVD, supongo, aunque había cosas en el tráiler que no acababan de gustarme… Esa manera de llamar a Lennon desde lejos, ¡John, John! No me casa con el personaje real. Por cierto, he comprobado que estás leyendo o acabas de leer Anna Karénina: en esa aventura estoy también.
JOSÉ LUIS MARTÍNEZ CLARÉS: Es que hay otra historia no escrita detrás de la historia descubierta: la un periodista que la va descubriendo. A Adolfo Iglesias, a quien conozco desde hace años, le leí en alguna entrevista que de David Trueba le gustaba “Soldados de Salamina”, entre otras cosas porque se identificaba con el/la protagonista inventado por Cercas.
MARCOS CALLAU: Bueno, sólo te puedo decir que el libro es una delicia. La peli no lo sé.
FRANCISCO MACHUCA: Cuánto bueno metes en tu comentario. Por cierto, he vuelto a ver en internet un reportaje estupendo que se hizo hace poco sobre aquellos dos conciertos. El intento de ocultar su repercusión no pasó del NODO. Y de besos robados, piensa en “Cinema Paradiso”…
U-TOPIA: El libro está lleno de pequeñas historias de personajes sencillos que de una u otra manera entraron en contacto con Lennon. Muchos de ellos ni siquiera sabían quién era: lo supieron 14 años después, cuando oyeron la noticia de su asesinato en Nueva York.
ABRIL: Qué distinta la canción desde que nace hasta que finalmente se publica, ¿verdad? La habitación, con su cuarto de baño de azulejos rosa, se visita en la Casa del Cine, donde también están, en una vitrina, los textos que le corrigió a Juan Carrión.
V: Dices bien: la historia va más allá del hecho de tratarse de una figura tan grande de la música. Adolfo Iglesias me dijo hace poco que sería una estupenda novela (él la ve como una especie de cartero y Pablo Neruda), pero que es periodista y escribe sobre hechos reales.
Me encontré con tus míticas historias como sus protagonistas. John fue uno; como ser humano otro. Prefiero al segundo por lo descarnado escribiendo sus canciones. Gracias por la semblanza.Un saludo desde la distancia azul.
Publicar un comentario