La de Baz Luhrmann y
Leonardo Dicaprio, a estrenar este 2012, será
la cuarta versión cinematográfica de El
gran Gatsby, y cada una de ellas es, por decirlo así, hija de su tiempo: la
primera fue muda, la segunda en glorioso blanco y negro, la tercera en un
lujoso color y esta cuarta, al parecer, en un inconcebible y de difícil
justificación formato 3D.
En 1926, es decir, al año siguiente de la publicación de la
novela, Herbert Brenon rodó una película a partir de la
adaptación teatral realizada por el dramaturgo Owen Davis y estrenada en
Brodway bajo la dirección de George Cuckor. Esta película estuvo interpretada
por Warner Baxter, Lois Wilson y Neil Hamilton en los principales papeles. En
ninguna otra época se habrá podido retratar con tanta precisión la Era del Jazz
como en plena Era del Jazz, cuando nadie imaginaba la estrepitosa manera en que
la gran orgía de los años veinte se vendría abajo. Pero lo cierto es que nadie
ha visto esta versión desde hace mucho, mucho tiempo: se trata, dicen, de uno
de los más célebres casos de película perdida, y de ella apenas ha sobrevivido
un minuto, éste:
Siempre tuve la sospecha de que la versión de 1949, dirigida por
Elliott Nugent y con Alan Ladd como Jay Gatsby, y Betty Field y MacDonald Carey como Daisy y Nick, respectivamente, era tan inasequible como esa película extraviada, pues al parecer ni siquiera llegó a estrenarse en España (probablemente por razones morales: los adulterios que muestra no son de los que pueden cortarse, alterarse en la sala de doblaje o taparse con el bonete del señor cura), y nunca leí ni escuché una sola reseña sobre ella. Pude verla, sin embargo, hace un mes está en You Tube (en versión
original sin subtítulos). Y no me desagradó en absoluto. Eso sí, apenas han
pasado un par de minutos de película, dos detalles despiertan el recelo del
lector de Fitzgerald: un Nick Carraway envejecido visita la tumba de Gatsby, en
cuya lápida aparece como fecha de su muerte el año 1928 –la historia, pues,
transcurre seis años más tarde que en la novela- y una referencia bíblica,
Proverbios 14, 12 (“Hay camino que al hombre le parece derecho, pero es camino
que lleva a la muerte”). Inmediatamente, el inicio del flashback en que
se desarrolla nos presenta un tiempo de contrabando de alcohol y gangsterismo,
y Ladd-Gatsby nos asalta a los ojos por primera vez disparando un revólver
desde el interior de un coche a toda velocidad. Una cosa y otra, tan pero tan
ajenas al libro, hacen que el lector del Gatsby frunza
el ceño: ¿estamos, pues, ante una interpretación de la novela mediante los
recursos del cine negro, es decir, ante una película más de aquellas que Alan
Ladd hacía con Veronica Lake, basadas en textos policíacos de Greene, Chandler
o Hammett, por ejemplo? Lo cierto, no obstante, es que la película de Nugent no
se aparta mucho más que eso de la historia original: ocurren las cosas que
Fitzgerald escribió, aunque bien es cierto que no necesariamente en el orden
que aparecen en la novela, y tampoco son desveladas por los personajes que en
la novela dan a conocer esto o aquello del misterioso protagonista; además, el
inexpresivo Alan Ladd aporta al personaje ese aire de impávida melancolía que
tan bien le iba al Shane de Raíces profundas. De manera que la película no deja un mal sabor
de boca. No a mí, al menos.
Alan Ladd como Jay Gatsby (1949)
Por el contrario, nunca ha llegado a complacerme la más conocida
de todas las versiones cinematográficas de la novela, la que Jack Clayton rodó
en 1974 para mayor gloria de Robert Redford. Otra cosa habría sido, sin duda,
si el propio Francis Ford Coppola, que firma un guión reverencialmente fiel a
la novela, hubiera dirigido él mismo la película (¡el Coppola de 1974!). Porque
Clayton lo hizo sin evidenciar excesiva personalidad, como si se limitara a
cumplir con el encargo de mostrar lo más bellamente posible la preciosista
recreación de los años veinte que contiene. La mayor parte de la película se
sigue como un pasar las hojas de ese tipo de revistas de moda y estilo que en
la esquina de cada una de sus páginas dan cuenta del precio del chaleco que
viste el personaje y del sitio donde puede comprarse (y la pamela de ella, y el
coche, y la mansión...). No es que se trate, ni mucho menos, de una
película deleznable: hay en ella cosas atractivas (la luz verde al final del
embarcadero, al atardecer), y la escrupulosa lealtad a las palabras y la
estructura de la novela de Fitzgerald llega a conmover. Pero lo cierto es que
cada vez que he vuelto a verla lo he hecho con la esperanza de detectar al fin
las virtudes que se me pasaron por alto las otras veces, y el milagro no
sucede, y acabo cayendo en el sopor: no es sólo que me irrite Mia Farrow, es
que siempre me ha parecido como un ensayo general con vestuario de la película
que podría haber sido. Eso sí: la imagen de Redford quedó tan indisolublemente
ligada a Gatsby que nunca he podido hacerme mi propia composición del personaje.
Robert Redford fue Gatsby en 1974
Respecto a la película rodada en Australia el año pasado y anunciada
para finales de éste, sólo cabe conjeturar qué artimañas pueda contener el
guión para justificar las tres dimensiones. Una cosa, sin embargo, es segura:
ese notable actor que es Leonardo Dicaprio -tal vez el mejor actor de su
generación- encaja a la perfeccción en el papel de tan trágico héroe romántico.
Gatsby es un soñador a la altura del Quijote o de Madame Bovary (Vargas Llosa
los emparenta a los tres en su prólogo a la edidión de RBA), alguien que poseyó "una exacerbada sensibilidad
para las promesas de la vida" y "un don extraordinario
para la esperanza", y que, comparado con esa clase social privilegiada
que miraba con desprecio su fortuna de nuevo cuño, era, sin duda, "mejor
que todos ellos", pues estos "destrozaban cosas y personas y
luego se refugiaban detrás de su dinero, o de su inmensa desconsideración, o de
lo que los unía, fuera lo que fuera, y dejaban que otros limpiaran la suciedad
que ellos dejaban".
Y es que a lo largo de ocho décadas, Warner Baxter, Alan Ladd,
Robert Redford y ahora Dicaprio le han puesto rostro y voz a uno de los más
gloriosos losers de la historia de la literatura.
[Una completa filmografía fitgeraldiana puede consultarse en IMDb; allí se recogen otras tres versiones de Gatsby, éstas para la televisión, donde Jay Gatsby ha sido interpretado por Robert Montgomery (1955), Robert Ryan (1958) y Toby Stephens (2000)]
22 comentarios:
Es muy cierto que Ladd sólo podía hacer de Ladd, que la película de Redford fue una ocasión perdida y que Di Caprio es probablemente el mejor actor de esta generación 3D. Igualemnet, es cierto, que la novela de Fitzgerald merece una pelúcla a su altura y que aún no ha llegado ese momento. Hace falta un guinista que coja el toro por los cuernos, un director que le imprima el sello necesario y un Gatsby a la altura de las circunstancias. Un abrazo.
Perdón por el deficiente manejo del teclado y el resultado nefasto de algunas palabras. Son las prisas.
JOSÉ lUIS M. C. Recientemente he leído un artículo en inglés, escrito por el profesor Bruce Jackson, en el que se indica que el principal problema que plantea toda versión del Gatsby es el punto de vista, por ser en la novela, en su peculiaridad, absolutamente clave. Según señala, tal vez la respuesta fuera que Carraway no fuera uno de los personajes fundamentales, aunque descarta también el rodarla con cámara subjetiva, a la manera de La dama del lago, de Robert Montgomery. Pero quién sabe.
Por cierto, qyue las disculpas por los fallos de mecanografía debieran ser entendidos de oficio en los comentarios del blog, pues en ello estamos todos.
Un abrazo.
Desconocía que hubiera una versión muda de Gatsby. Me ha hecho gracia ese vídeo.. No veo Ladd como Gatsby.. De la versión protagonizada por Redford recuerdo sobre todo su maravillosa estética. Ya lo hemos hablado en las otras entradas. Por suepuesto, también recuerdo lo guapísimo que estaba Redford..
Opino como tú sobre DiCaprio. Recuerdo su maravillosa interpretación de Howard Hughes. Espero poder verlo en ésta nueva versión de Gatsby, estoy segura que no me defraudará su trabajo.
Un beso
Pues habrá que esperar a esta nueva versión y esperemos que esté a la altura de las circunstancias.
Besicos muchos.
Y de nuevo Gatsby y Fitzgerald. De ésta no pasa que me leo la novela. :-)
Curioso lo de las versiones que desconocia y ahora entiendo porqué.
Respecto a la de Redford( cierto, atractivo, elegante)he leido en el libro de William Goldman sobre las Aventuras de un guionista en Hollywood ( yo diria más bien "desventuras") refiriendose a lo que se encuentran despues de dejarse la vida en un guión en las peliculas, que la de Gatsby, siendo como es la gran novela americana y apesar del trabajo de Coppola, al caer en manos de un director como Clayton que era británico y -dice Goldman- "como la mayoria de los británicos a los que tanto adulamos, con menos talento de lo que podría creerse..tenia una cosa que ellos llevan en la sangre: mortalmente clasistas..por lo tanto el tal Clayton decidió que las fiestas de Gatsby eran vulgares y lastimosas, al ser el anfitrión un hombre sin categoria ni gusto "...".. Gatsby un imbécil sin gusto, ¿por qué iba a importarnos su historia de amor ? ..Tiraron por la borda el guión de Coppola y además la realidad y las pasiones que se describen "
Total que salió del cine hecho una furia ( Goldman ).Conclusión, que una pelicula genial sobre el papel, puede terminar siendo un fiasco y no te digo respecto a la novela.
Espero, como tú que DiCaprio le saque mayor partido. No sé quién es/son el/los guionistas..a ver qué pasa.
Tus entradas y toda ésta historia van a conseguir que la lea ya de una vez.
Por tanto ¡gracias Juan !
Un beso con pamela años 20
P.D. Perdón por extenderme.
MYRA: es que además de ser un vídeo de gran valor (no se conserva más que eso, y nos muestra que ya había trailers desde el comienzo), es que es, como tú dices, muy divertido, con esa caída final de ojos que parece querer leer lo que sigue de mi texto. Y te sorprendería Ladd como Gastby, que es un actor que parece un palo pero en el que hay mucho rumor subterráneo. Un beso.
LA CASA ENCENDIDA: Yo tengo y no tengo reparos previos hacia esta nueva versión. No confío gran cosa en el director, pero mucho en el protagonista.
Besos.
ABRIL: Espero no haberme puesto muy pesado con Gatsby, pero es que ha sido, como dijo Espronceda de su Canto a Teresa, una purga de mi corazón. Comencé sin saber muy bien en qué quedaría, sorprendido tanto de las siete traducciones al español como del interés que hoy hay por su obra y su leyenda, mayor que el que hay hacia cualquier escritor de su generación, incluidos Faulkner y Hemingway; quise luego hablar del libro como tal, y luego me pareció oportuno hacer un repaso por sus versiones cinematográficas. Creo que es acertada la apreciación que haces de la versión del 74, la que hace ese Goldman, porque desde luego Clayton no le cogió el aire a una historia tan profundamente americana: sus fiestas, por ejemplo, son un una reunión de figurantes, uno no tiene sensación de juerga. Fíjate en los segundos de la fiesta que aparecen en la versión muda: ese despiporre si es puro años veinte. Un charlestonbeso.
Para nada ;-D
Estamos encantados de que insistas, al menos yo. Es un tipo que tiene mucho encanto aunque sea decadente.
Reitero mis agradecimientos.
Otro beso.
Juan, ¿solo está publicado Pasadizos en e-book?
A mi me sucede que la versión Clayton me parece descompensada, y excesivamente preocupada por lo formal, el ornamento, el vestuario etc,y que eso perjudica al film que no llega ni puede llegar al tono de la novela. Y luego hay personajes un poco como de una pieza como el de Bruce Dern y sobretodo el de Karen Balck.El resultado es irregular, aunque con cierto atrtactivo estético.
Pero no llega a la novela. Eso esmuy difiocil, Juan. Te apuesto algo a que esta nueva tampoco lo consigue. Un saludo.
Gracias a tus textos sobre este gran escritor he vuelto a leer al viejo Scott.Ayer precisamente acabé de leer El crak-up y tocaban las tres de la madrugada.Anoté esto en mi pequeño cuaderno de lecturas: "A las tres en punto de la madrugada un paquete olvidado tiene la misma trágica importancia que una sentencia de muerte. Y en la verdadera noche del alma siempre son las tres en punto de la madrugada, día tras día".
Pero olvídalo,amigo. Muy pocas cosas resisten un examen a las tres de la madrugada.
Un abrazo.
ELENA CASERO: Perdona que tarde en responderte. "Pasadizos" tiene edición debidamente encuadernada. De hecho, estoy quedándome tan anticuado que si sólo hubiera salido en e-book ni siquiera lo llamaría un libro. Temo que tal vez dentro de poco tenga que empezar a pensar de otra manera. Un saludo.
V: Lo cierto es que la versión del 74 se hace larga, resulta algo aburrida y posee una mirada británica (me sumo a la idea que apunta Abril) que no casa con una historia tan rabiosamente norteamericana como ésta. Por otro lado, rechazo cordialmente esa apuesta sobre la nueva película, pues despierta todas mis suspicacias. Tu sabes. Saludos.
A esas tres de la madrugada, la cura de pensar en quienes están peor que uno no funciona. Eso es lo que dice Scott y yo suscribo desde mis propias tres de la madrugada, día tras día. Ya en su tiempo se le censuró que fuera tan sincero en esos tres artículos del Crack-up; pues bien, me solidarizaré con él: cuatro años antes de los cuarenta y nueve me he dado cuenta de que soy un plato cuarteado. Y qué final tan desolador para tan desoladora confesión: “… y si me tiran un hueso con bastante carne, puede que hasta les lama la mano”.
Me has hecho regresar una vez más a tan duro –y hermoso- libro. Un abrazo.
Sólo he visto la de Redford, quiero decir la de Clayton, y me pasa como a ti, un desfile de modas, buena fotografía y poco más.
Lo del 3D parece un chiste. En fin...
Un abrazo!
Ni idea de esas dos antiguas aproximaciones cinematográficas. Trato de imaginarme al impertérrito Alan como protagonista, pero no se me hace nada fácil.
Me ocurre un poco como a ti con la de Clayton. Frialdad, desapasionamiento, distancia...
ETHAN: Me temo que el cine de hoy disfraza su superficialidad con un más difícil todavía, pirotécnia ferial que no evita el bucanerismo pero hace muy poco apetecible cualquier abordaje. En fin... que es el fin, me temo. Un abrazo.
RAÚL: Como curiosidad, puedes ver aunque sea unos minutos de la versión del 49. Me pasaba como a ti: ¿Alan Ladd como Gatsby? Dificil. ¿Y Alan Ladd como Jett Rink, de Gigante, en lugar de Dean, por ejemplo? Difícil también, pero estuvo a punto de haberlo sido; figúrate: de la imperturbabilidad de uno al histrionismo del otro...
Me imagino a Gatsby menos rubio y apuesto, no sé por qué, más mundano y tocado por defectos físicos de importancia menor pero decisiva.
La de Robert Redford es una película aburridísima, que le deja a uno impávido total.
A ver qué cuecen ahora.
FRANCISCO ORTIZ: Desde luego Gatsby debe tener el aspecto de alguien curtido en los bajos fondos, apuesto, sí, pero con un aire inequívoco de impostura, salvo en los ojos que contemplan a Daisy: ahí está el verdadero Gatsby.
De acuerdo todos en que las apreciaciones sobre la película de Redford, pero es posible que la venga la haga, por fin, buena.
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