lunes, 21 de mayo de 2012

El Loser: sus habituales (5)


Brent Lynch, Cigar Bar                                         
                                                                     
 Para Abril

El tipo viene de vez en cuando y se sienta en ese mismo lugar de la barra. Debe de rondar los cincuenta, y nunca pide una bebida en concreto: confía en que el barman le sorprenda con algo nuevo cada vez. Hoy parece achispado, pero es seguro que no provocará ninguna escena incómoda. No es su estilo.

-¿Sabes lo que es la vida, muchacho? –dice – Ven, acércate. Yo te lo diré. Verás: el lunes es duro, es la piedra de Sísifo; el martes es todavía martes; el miércoles, ya es miércoles; el jueves, mañana viernes; y el viernes, por fin es viernes. El sábado y el domingo se pasan sin saber cómo, y el lunes vuelta a empezar. Y eso si tienes suerte de trabajar en algo. Eso sí, yo siempre miro hacia adelante, ¿sabes, muchacho? Ni siquiera leo el periódico. Como escribió Don DeLillo, si no lees el periódico, nunca  llevas un solo día de retraso. No señor. Siempre hacia adelante. Aunque a veces, bueno, una miradita al pasado no puede hacer daño, me parece. Yo trabajé en una película, ¿sabes? Hace muchos años, claro. No era un gran papel, pero me convencí de que era el principio de algo. Es lo normal, ¿no? Quién no ha sentido en su juventud que estaba en el comienzo de algo que luego no llegó a nada. Eso es la vida, muchacho. Y pasa tan deprisa... Me enamoré de la actriz protagonista, tonteamos, pero aquello tampoco fue el comienzo de nada importante. Fue, sin más. Y cada vez que veo una película suya no puedo evitar acordarme del olor de su perfume. Y han pasado muchos años, puedes creerme. En fin. Oye, este cóctel está realmente delicioso. ¿Cómo dijiste que se llamaba?

-“Abril en París”.

-Realmente delicioso. Un poco fuerte, eso sí…

-Pastis y coñac para empezar (casi un sol y sombra bajo el Arco del Triunfo), ron, digamos que en recuerdo de las Antillas francesas, zumo de naranja, un chorrito de Cointreau, y otro más de granadina, pues se trata también de un París al atardecer: agitar en coctelera con mucho hielo y servir en copa de champán. Las medidas forman parte del secreto profesional.

-¿Y esto que parece una aceituna?

-Una uva de la Ribera del Duero, macerada en un tarro con pastis durante meses.

-Ah, delicioso de veras. Cóbrame, muchacho. Tengo que seguir tratando de vender alguna póliza. Figúrate: tratar de vender un seguro hoy en día. Seguro de qué. Seguro que no coloco ni uno.

-¿No se queda a la actuación? Ya va a empezar. Ya están saliendo los músicos, ¿ve? Espere un poco, le gustará. Son buenos.

De Un día volveré (Paris Blues, 1961), dirigida por Martin Ritt 

24 comentarios:

Madison dijo...

Un gusto irse a la cama con el sabor de tus letras y la música de Louis Armstrong.
Un abrazo Loser

Beatriz dijo...

Cómo despreciar esta invitación.
Y aquí estoy en un rincón de tu
Loser disfrutando con Louis. Quien podría resistirse a cerrar los ojos, beber un cóctel, entornar los párpados lo suficiente para que la ensoñación nos deje en ese estado en el que el alma disfruta y dejarse llevar entre la en las partituras de Duke Kellington y la magia de Louis. Quién podría negarse el placer de amanecer en Paris y que el jazz acaricie ese despertar.

Un abrazo y gracias por traernos
algo que nos relaje en medio de esta incertidumbre que nos atenaza.

Un abrazo
.

abril en paris dijo...

Alguien escribió aquello de que amar y ser amado contituye la mayor de las felicidades.. y de los amigos que es un placer pensar que al otro lado del mundo o de la península o de la calle hay otros seres humanos que consideramos y respetamos..que no podriamos vivir solos, marginados en el recuerdo de otros y aunque uno no recurra a menudo al afecto de sus amigos no podria vivir sin ellos como lo que son, un sólido baluarte frente a todas las desgracias( o alegrias) de la vida.

No puedo describir la emoción que he sentido al visitar nuevamente éste sitio y degustar esa delicia de cóctel..¡fuerte sin duda! Tan fuerte y estimulante para un lunes por la mañana que dificilmente saldrémos de aqui sin sentir ardores y unas ganas de reir y llorar, todo al mismo tiempo..:-D

Con mi más profundo agradecimiento te dejo a éstos dos perdedores maravillosos en una escena que les marcó a ellos y nos conmovió a todos.

Y par de besos por ese momentazo de Paris Blues ¡inolvidable!..
y ésto por el cóctel del que me llevo la receta.

José Luis Martínez Clares dijo...

Un coctail sugerente, cuyo secreto deberías guardar bajo llave. Cada vez me gusta más este club. Como una vez me dijiste "que bueno es tener un barman de confianza" Abrazos

Myra dijo...

Voy a tener que tomarme ese coctail doble porque es la segunda vez que tengo que escribir este comentario..la primera me ha dado un error.
El caso es que la vida se ve más bonita con ese coctail en la mano mientras escuchamos a Louis y vemos a mi Paul. Tu relato tiene un color tenue, como rojizo, y huele a cigarrillo.

Un beso para ti y otro para Abril.

Juan Herrezuelo dijo...

MADISON: Louis, ese enormísimo cronopio de cuya trompeta brotaba eso que llaman felicidad. No es mala banda sonora para un sueño. Un abrazo.

BEATRIZ: No sin sorpresa he reconocido en este medio alguna de las muchas virtudes de la radio (tuve un programa hace más de veinte años), y es la capacidad de crear una fantasía, poner una barra y unas mesas bajas y unas lamparillas y un barman dispuesto a escuchar, y que haya personas que quieran entrar y acepten el juego. No está mal, no, para estos "tiempos tormentosos". Un abrazo.

Juan Herrezuelo dijo...

ABRIL: Bueno, lo prometido es deuda, pero no olvides que las cualidades del cóctel “Abril en País” tienen mucho de esa magia de la ficción en virtud de la cual Newman, o Jimmy Stewart en otro film (también con Armstrong), podían tocar el trombón. Es posible que, sabiamente mezclados en las debidas proporciones, los ingredientes resulten en un bebedizo aceptable. Por qué no.
En cualquier caso, me alegro que te haya gustado la osadía: lo hice con mucho afecto y me divertí enormemente.

El abrazo por detrás de Liz a ese atormentado bebedor en bata azul es una de las imágenes imperecederas de la historia del cine, sin duda.

(Por cierto, que no sé cómo consigues poner cursivas y enlaces en los comentarios. ¿Sabré sacarle alguna vez a esto todo el partido?).

Un beso.

Juan Herrezuelo dijo...

JOSÉ LUIS M. C.: Llevo meses tratando de recordar la procedencia de un cita y su redacción exacta (y a su autor, aunque, ¿pudo ser Garci?) que venía a referirse a las cualidades maternales de un buen barman. Digamos que estos personajes en cuestión tienen mucho de confesores laicos, aunque el único barman con el que he tenido confianza era un amigo, así que supongo que no cuenta. Un abrazo.

MYRA: Ay, esos errores del sistema, cuántas malas pasadas me han jugado a veces. En el Loser, ya sabes, se puede fumar o no, y la luz es variable, aunque siempre íntima, cercana, el alcohol no embriaga y la música, cuando suena, trata de pasar el brazo por los hombros de quien se detiene a escucharla. Esa calidez es la que recibo cuando os visito, y me parece justo devolveros parte de esa "confortabilidad" amistosa. Un beso.

Miguel Cobo dijo...

Creo reconocer la voz del tipo...Tal vez compartí con él un metro de la barra del Loser y una breve conversación mientras el barman nos sorprendía de sus cocteles "enivrantes".

Algún día volveré,a ver si coincidimos más allá de cualquier lunes con des-mayo. Si es "Avril à Paris", la piedra de Sísifo será un cubito de hielo deshecho en el placer de compartirlo:
Agréable, capiteux, charmant, entêtant, étourdissant, exaltant, grisant, passionnant, ravissant, soûlant.

Un brindis de admiración por ti y por "Abril en Paris"

Miguel Cobo dijo...

(...mientras el barman nos sorprendía con uno de sus cócteles...) -corrijo.

¡Ay!,las erratas, Juan. Siempre las últimas en abandonar el barco.

Un abrazo

abril en paris dijo...

Soy consciente querido amigo de la magia y la imaginación que uno le pone a todo ésto. Es divertido, estimulante como un buen cóctel, real o virtual :-)

Lo de las cursivas y los enlaces lo aprendí de otro amable amigo bloguero y con gusto te lo paso en cualquier momento. No es dificil pero se pierde el ¿misterio? ( sonrio)

Otro beso desde la barra.

Juan Herrezuelo dijo...

MIGUEL COBO: Todo es posible en este blog-bar (el felicísimo término es tuyo), incluso que el pobre Sísifo suba hasta lo alto de la montaña zigzagueando alegremente con un combinado on the rocks en la mano. Por lo demás, no soy moji-gato cuando se trata de er-ratas: ahí están siempre, correteando por los “aposentos de la cabeza”, que decía Cervantes. El que esté libre de pecados mecanográficos que tire la primera tecla. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Sigo en tu barra, acodado, disfrutando de la música. (Entre nosotros, bebí un par de tragos más con el tipo ése, terminamos brindando por desencuentros amorosos y empedernidos persiguiendo sueños.

Saludos desde el sur

Explorador dijo...

Yo también entro al bar, me pido una copa y me uno a la conversación. hola a todos.

Un abrazo, disfrutemos de la música :)

El Doctor dijo...

Precioso con todos esos componentes que a mí tanto me gustan.Si he de serte sincero,este texto que leí hace ya días me ha inspirado para escribir otro texto titulado Dry Martini.

Un fuerte abrazo y ¡salud!

V dijo...

¡pero ese coctel hay que patentarlo inmediatamente! Espero que se sirva en el apartamento parisino. Muy entrañable el texto, muy propio de la novela o el cine negro que tanto gustan a la homenajeada.
Aunque la verdad, luego has puesto a Louis Armstromg compartiendo actuación con un actorcillo que me parece que la del apartamento le tiene manía (sonrío maliciosamente). Bonito y merecido de veras.Un saludo

Raúl dijo...

¿Sabes que en una coctelería -coctelería, qué hermosa palabra- de mi pueblo han llamado a un cóctel "Elefantiasis". Yo no lo aconsejo, claro.

Un texto precioso, el tuyo.

U-topia dijo...

Vengo de la mano de Abril y encuentro un relato... que a mi me recuerda el tono de Raymond Chandler en su "El lago adiós". Y un cóctel para Abril. Y unidos dos de mis favoritos: Armstrong y Newman... Irremediablemente tengo que quedarme si me lo permites...

Un abrazo!!

Marcos Callau dijo...

Por supuesto, todos hemos creído en el principio de algo que nunca llegó. Leer periódicos antiguos, en una hemeroteca, no es mala idea para pasar el día y seguri sin avanzar. Muy bueno lo de los seguros, me ha gustado. Y el cóctel, Abril en Paris, me ha parecido muy apetecible. Un abrazo.

Marcos Callau dijo...

Y por cierto "Paris blues" es una película un tanto desconcertante que me dejó muy buen sabor de boca.

Juan Herrezuelo dijo...

Un placer recibiros, amigos. Estáis en vuestra casa, como siempre. Creo que más o menos os conocéis todos, de modo que no serán necesarias las presentaciones.
Me alegra verte de nuevo en esta barra, HORACIO, y que tú, EXPLORADOR, te unas una vez más al cotarro.
FRANCISCO MACHUCA: me tomé ese Dry Martini tuyo, esa bala de plata, y empujé esa aceituna hacia el fondo de la copa. En realidad, el Martini siempre me ha parecido ginebra a palo seco, perfumada, eso sí, con ese poquito de Vermouth.
V, en tan acogedor apartamento parisino exponen unas telas maravillosas y se respira una pasión por el cine absolutamente benéfica.
Bueno, RAÚL, qué fortuna la tuya el que esta ficción coctelera se hiciera realidad con tu excelente primer libro.
LAURA UVE: no podías venir por mejor conducto; has de saber, además, que “El largo adiós” me parece una de las mejores novelas norteamericanas del siglo XX, más allá de géneros.
MARCOS: Si te digo la verdad, prefiero hojear un periódico de hace diez años antes que uno de ayer mismo: es divertido saber cómo hemos cambiado, pero no en qué nos hemos convertido.
Un placer tener el local lleno de grandes amigos, a los que os envío un enoooorme abrazo –algo tardío y embarullado pero lleno de afecto-.

Mario Salazar dijo...

Se puede ver esa ambientación moderna del noir, del detective aquejado con su idiosincrasia pero aquí es un hombre mayor vendedor de seguros, con su toque melancólico y su trago exótico. Bien escrito, que no se ruborice Abril. Saludos.

Isidre Monés dijo...

Bellísimo texto, Juan.
Pero el que ahora lo sepa apreciar, tiene su historia, cuando hace 30 años, ilustraba cada de las 100 cubiertas del Club del Misterio, eso de la "serie negra" no me interesaba para nada, tanto era así, que pedía a Marta, mi mujer, que leyera previamente la novela cada semana y me la resumiera para yo poder ilustrar una escena clave, sin destripar la trama ni el final.
Fué años más tarde que descubrí a William Irish y empecé a tomarle gusto a este estilo que empezó con aquellos de la "Generación Perdida" y alcanzan a Raymond Carver.
Hoy se que esta gente (muchos fueron guionistas de cine) tomaron este estilo libre, directo y tan creíble, del propio cine.
Cuando veo y leo "Acaso no matan a los caballos" "Bailad, bailad, malditos" creo que bautizaron aquí al film,(siempre nos tomaron por tontos) pienso que el lenguaje literario y el cinematogràfico nunca han estado tan unidos como en este género.
Como siempre, felicidades.

Mario Salazar dijo...
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