"No estábamos enamorados, hacíamos el amor con un virtuosismo desapegado y crítico, pero después caíamos en silencios terribles y la espuma de los vasos de cerveza se iba poniendo como estopa, se entibiaba y contraía mientras nos mirábamos y sentíamos que eso era el tiempo."
RAYUELA
Julio Cortázar. 1914-1984
¿Es Rayuela una novela de juventud, como a veces se oye decir? Tal vez así se lo parezca a quienes se apartaron de ella en algún momento de sus vidas y no supieron reconocerse años más tarde en sus páginas. Yo, por mi parte, no he dejado de leerla en estos casi veinticinco años que llevamos recorriendo juntos el camino: la he leído completa tres veces, una por cada edición que tengo, y lo he hecho, además, en cada una de esas ediciones, de las dos formas principales que propuso Julio Cortázar, primero de corrido hasta el capítulo 56 y luego siguiendo el tablero de dirección, asombrándome de estar construyendo una novela diferente, otra vez. A partir de ahí, me convertí en un frecuentador constante de capítulos sueltos, y en esa situación sigo estando. Así no es de extrañar que tan a menudo me encuentre repitiendo para mí pasajes del libro, no con el ensimismamiento devoto de un cuáquero apegado a sus versículos bíblicos, sino distraídamente, tal y como uno puede ser asaltado de pronto por una melodía: “Sí, pero quien nos curará del fuego sordo, del fuego sin color que corre al anochecer…”; “Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso…”; “Toco tu boca, toco el borde de tu boca…”; y, naturalmente, ese “¿Encontraría a la Maga?...”, que es, a mi juicio, el “Llamadme Ismael” de la literatura latinoamericana.
En cualquier caso, el propio Cortázar ya pudo advertir, no sin sorpresa, que su libro fue amado fundamentalmente, y desde su misma aparición, en 1963, no por los lectores de su generación, a quienes, con cuarenta y nueve años, él creía estar dirigiéndose, sino por los jóvenes; y acaso la Maga, precisamente, no sea del todo ajena a este hecho. Un personaje enigmático que es todo un mundo de “torpeza” y “confusión” en el que apenas ingresabas “te movías como un caballo de ajedrez que se moviera como una torre que se moviera como un alfil”, una mujer a quien no podía planteársele “la realidad en términos metódicos” y para la que el desorden no existía en oposición a un orden y por tanto no existía en modo alguno, aun envolviéndola, aun generándolo como una consecuencia inevitable de vivir; un puro cronopio a quien “le encantaban los líos inverosímiles en que andaba metida siempre por causa del fracaso de las leyes en su vida”, intuitiva entre intelectuales de buhardilla parisina, ajena a sus angustias existenciales y a sus spinozas pero ágil y alucinada golondrina en los ríos metafísicos que Horacio Oliveira tan solo alcanzaba a describir, definir, desear; espontánea, irreflexiva, “perfecta en su manera de denunciar la falsa perfección de los demás”. “Ella sufre en alguna parte”, le dijo una quiromántica a Oliveira leyéndole la mano con que la había acariciado. “Siempre ha sufrido. Es muy alegre, adora el amarillo, su hora la noche, su puente el Pont des Arts”.
Mis tres Rayuelas
Hace unos tres años supe que la Maga estaba inspirada en una mujer real, de apellido inequívocamente judío: Edith Aron. Nacida en el Sarre -un territorio situado entre Alemania y Francia cuyo dominio se disputaron durante siglos ambos países-, su relación con Cortázar estuvo marcada por el azar. Antes ya de presentarse se encontraron varias veces sin buscarse, como la Maga y Oliveira, y pasados los años, en la madurez de ambos y alejados el uno del otro desde hacía años, sus vidas volvieron a cruzarse fugazmente en un vagón del metro de Londres...
Dibujo: Escolástico Fernández
16 comentarios:
Qué suerte la tuya la de poseer tres ediciones y haberlas disfrutado reiteradamente on ese placer del que relee una historia que más que historia es un juego para alcanzar el cielo.
Todos sueñan o soñamos con Paris..quizás porque siempre nos quedará...
¡ Hermoso retrato ! ¡ Felicidades de nuevo !
Un beso :-)
Leído, degustado, apurado, en juventud. Lo considero un libro capital, pero no sé si volvería a leerlo. Capital porque me armó de literatura. Me brindó un vasallaje ya eterno a la palabra, al ritmo de las palabras cuando las mece un buen artesano. La urdimbre de Rayuela. Las noches con La Maga en mis noches de estudio universitario. Recuerdo dejar el tocho de Pedagogía o de Teoría de la Literatura y abrir el libro y leerlo de cabeza y de pie, al revés y con un sentido, brincando y sin brincar. Recuerdo hablar a una amiga de Rayuela como si estuvéramos hablando del amor eterno y de la vida en el mundo futuro. Amén. Gracias por recordar ese libro.
Juan Carlos Onetti le firmó en "Dejemos hablar al viento" una divertida dedicatoria, «Para Julio Cortázar, que abrió un boquete respiratorio en la literatura, tan anciana, la pobre», que acaba con un enigmático «Con cariño no literario, Onetti».
Esta dedicatoria la recoge Jesús Marchamalo en "Los libros de Cortázar". Jesús tuvo acceso a la biblioteca personal de Cortázar (los más de 4.000 volúmenes que haía en su aprtamento de la Rue Martel), donados por su viuda, Aurora Bernárdez a la Fundación Juan March. Una aventura casi tan literaria y, sin duda, apasionante, como la propia lectura de Rayuela.
Me ha encantado tu Rayuela tan releída, tan vivida.
Un abrazo.
Miguel Cobo
Me deleito releyéndolo.
Recuerdo que era muy jovencita,caminaba por la calle con el libro y sus palabras me abstraían hasta el punto que más de una vez me llevé por delante los objetos que ocasionalmente se cruzaban en mi camino. Me alejaba de la realidad y a la vez me acercaba a ese mundo en donde se amalgamaban su realidad y su fantasía.
Como olvidar cosas como:
... "y lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de vos, con una flor amarilla en la mano, y vos sostenías dos velas verdes y el tiempo soplaba contra nuestras caras una lenta lluvia de renuncias y despedidas y tickets de metro”.
Encontraría a la Maga?...Creo que estaban imaginados para el reencuentro.
Gracias por este texto. Por recordarlo a Él-
Hola, Juan. He oído tanto hablar de esta novela que casi es como si ya la hubiera leído. Tiene algo de surrealista, no?. Y esa frase que define a la Maga:" Siempre ha sufrido.Es muy alegre, adora el amarillo, su hora la noche, su puente el Pont dels Arts", esa frase y tu bonito comentario sobre Rayuela hacen que, de repente, sienta unas ganas enormes de leerla.
Tu escritura atrapa, y de qué manera.
Un beso
Cortázar es sobre todo un escritor que pide lectores cómplices, no quiere lectores pasivos. Sus personajes, por otro lado, se expresan como lo hace la gente en la calle, sin retórica, sin engolamientos, sin peajes academicistas, son personajes de gran alcance carismático. Pongamos de ejemplo a Horacio Oliveira, personaje de Rayuela, esa maravilla que sigue fascinando a unos pocos lectores que todavía aman la literatura y aceptan como juego vertiginoso la inteligencia y el lenguaje para expresar estados de profundización en el ser. Oliveira es un hombre que está poniendo en tela de juicio todo lo que ve, todo lo que escucha, todo lo que lee, todo lo que recibe porque le parece que no tiene por qué aceptar ideas recibidas, estructuradas y codificadas, sin primero pasarlas por su propia manera de ver. Oliveira es un hombre común que, sin embargo, siente que en torno a él hay cosas que no andan bien, hay cosas que, incluso gente mucho más inteligente que él, acepta y que él no está dispuesto a aceptar. Se opone a la realidad, tal como se la presentan diariamente. Rayuela, en el fondo, es una larga meditación a través del pensamiento e incluso a través de los actos de un hombre, sobre todo, una larga reflexión sobre la condición humana, sobre qué es un ser humano en este momento del desarrollo de la humanidad, y en una sociedad, como la sociedad donde se cumple, donde se desarrolla el libro. La singularidad de esta gran novela es la posibilidad de una lectura, que como se advierte en la página inicial, se puede alterar el orden lineal al gusto del lector, es decir, el lector cómplice.
Cortázar es para mi un escritor muy importante,sobre toda cuando él denomió a la realidad "una realidad sospechosa".
Un fuerte abrazo.
ABRIL: Hubo un tiempo en que me propuse atesorar todas las ediciones de Rayuela posibles. Llegué a tres y me dije que no era cosa de transformar amor en coleccionismo. Mi París es el París de Cortázar, sus rutas, sus estaciones de metro –“Manuscrito hallado en un bolsillo”-, su tumba en Montparnasse....
Un beso sonriente.
EMILIO: Preciso, como siempre; es así: de ser un joven escritor verboso, vulnerable y titubeante a verme armado de literatura gracias, entre otros, a este libro. Es “vasallaje” a la palabra –“perra negra”-, es adaptación del “oído lector” a un ritmo, a un swing que es ya señal de acierto en la prosa. Y yo recuerdo mis propios juegos en el cementerio, además...
Un saludo.
MIGUEL: Conocí el espacio de Marchamalo gracias a tu RIOGRAFÍA y lo degusté en todos sus rincones no sin un punto de envidia, sana, naturalmente. Hace años supe de la donación a la Juan March por un reportaje de El Cultural de El Mundo de febrero del 2004, y a través de esta bitácora impagable, “Los libros de Cortázar”, he podido recorrerla virtualmente. En cuanto a Onetti, bueno, qué grande, qué género en sí mismo.
Un abrazo.
BEATRIZ: Leí en una ocasión que a veces aparecía una flor amarilla en la lápida bajo la que Cortázar reposa junto a Carol Dunlop, acaso por ese fragmento que citas, acaso por el relato que lleva ese título, en el que alguien afirma haber descubierto que todos somos inmortales, todos menos el narrador.
Un beso enrayuelado.
MYRA: Es muy surrealista, todo en Cortázar está muy próximo al movimiento de André Breton, Paul Eluard y compañía, y así ha sido largamente analizado. Además, la Maga tiene mucho de un personaje de Anfré Breton, Nadia. Es un libro total, puedes creerme, que exige una lectura activa, participante.
Un beso.
FRANCISCO: Muchas gracias por un comentario que es en sí mismo una aproximación exacta a lo que Rayuela es y, sobre todo, a lo que Oliveira siente. Como sabes, para llegar a Oliveira Cortázar tuvo que escribir primero El perseguidor: Jonnhy (trasunto de Charlie Parker) ya tenía esa relación conflictiva con la realidad tal y como nos es presentada. Horacio es, efectivamente, un hombre que reflexiona largamente sobre la condición humana, pero al mismo tiempo se da cuenta de que toda esa reflexión acaso podría ser una mera nota al pie de un gesto espontáneo de la Maga. Pero sólo descubre el valor de eso cuando ella desaparece. Libro poliédrico, casi infinito, que exige, sí, una gran complicidad.
Un abrazo del lado de acá, amigo.
Hola Juan. Casi me averguenza decir que no he leído "Rayuela", que todavía la tengo pendiente. Además me la han recomendado en numerosas ocasiones y en especial un buen amigo mío. Admoiro tu amor por esta obra, por la literatura en general y esas tres ediciones que posees. Un abrazo. Cuando la haya leído, comentaremos.
MARCOS: Más que lectura, Rayuela es una experiencia. Para leer escuchando jazz y tomando alguna bebida con un ligero contenido alcohólico, y sabiendo que, en ciero sentido, el libro lo va elaborando uno mientras pasa de un capítulo a otro -que no necesariamente es un pasar del primero al segundo y así sucesivamente hasta el último-. Comentaremos largo y tendido. Un saludo
...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
JUAN HERREZUELO
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CARROS DE FUEGO, MEMORIAS DE AFRICA , CHAPLIN MONOCULO NOMBRE DE LA ROSA, ALBATROS GLADIATOR, ACEBO CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER ,CHOCOLATE Y CREPUSCULO 1 Y2.
José
Ramón...
Gracias por tu ramillete de oro, que viene de mi Asturias del alma, la de mi infancia. Vengo de dar una vuelta por tus blogs, cargados de buenas vibraciones y de poesía y cinefilia, qué más se puede pedir. Un saludo, José Ramón.
Un año antes de que partiera al viaje eterno, tuve la oportunidad de conocerlo y escucharlo y de que me firmara un libro. Ya te imaginarás la emoción.
Leerte es un placer y me evocas los recuerdos. Aprendo más con tus letras.
Gracias.
Un misterio esa Maga, inacabado e inacabable, como los mejores misterios.
Qué bien haces permaneciendo fiel a Rayuela, libro infinito, más que un libro, todos los libros.
Ah, y muy apropiado y muy conseguido el dibujo.
CLARICE: Sin duda debió de ser una ocasión inolvidable, porque tenía que tener magnetismo más allá de su valor como escritor, con "aquellos ojos verdes de legítimo cronopio", como escribió Ana María Matute. Gracias a ti por pasar por estas casillas.
FRANK: Puedes imaginarte el enorme cariño que le tengo a éste y a los otros retratos que me hizo mi padre, que por cierto pude mostrarte al fin: ya tenía ganas. Un saludo, hermano.
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